GLORIA
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mos como los demás, que la sociedad
n.osre–
chazaba•.. He pasado la mayor parté de .mi
juventud en tétt'icas
meditaciones ~ sobre
nues–
tro aflictivo destino social,
y
con
~stq
el amor
. que siempre tuve
á
mi casta,
á
mi grandiosa
historia, ·se inflamaba más cada día hasta lle-
gar
á .
una vehemencia .que hizo creer en-la
pérdida de mi razón.
,Mi
juventud ha sido
un
delirio doloroso, un auefio en que .se han con–
fundido los intentos más atrevidos con las \ _
ideas más nobles. He sofiado con la rehabili·
tación del judaísmo, con borrar la maldición
horrible; he pasado afios enterós en soledad
sombría, como los. anacoretas, meditando· en
la pasión
y
crucificación de un pueblo ino–
cente, y después, lanzándome al mundo y
ti
los
viajes infatigables por todos los· países d9nde
había israelitas, he tomado el tiento
á
la terri-
ble carga de esta empresa. Y
á
pesar de ha–
llarla
muy pesada, n.o 4e
renuncia~o
á
echar..
la sobre. los hombros, .y en horas de duda
ó
va- .–
cilación he sentido
~n,
mí un aliento poderoso,
ona inspiración,
un~
solemne voz de mi ultra–
jado Jehová que me decía: cAdelante.» Y á
un hombre de tal temple,
á
un hombre que
tiene el fanatismo santo de su casta, que n.o
vacila en morir cien veces por ver
reali~ada
UDa
rehabilitación que el siglo el'ee hnposible,