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B. ptBEZ GALD6s
yen,
y
que en todas las religiones, y principal.;.
mente en 'la nuestra, sobran reglas, disposi–
ciones, prácticas. Creo que los 'cultos suhsis–
tirian mejor si volvieran
á
la sencille.z
p.rimi;.: .,
tiva.
Creo que si los poderes religiosos
S8 .
émpeíiQ~
en acree.entar demasiado ', su
in~uen
cía, la
~r'
tioa
acabar~
cO,n ellos. Creo que lt\ ·
conciliación entre la filosofía y la fe es posible,
y que si no es posible, vendrlí el caos.
C~eo
que
. cada
vez
es menor, mucho
melH,I',
el
n~mero
de los que tienen fe, lo cual me parece funes–
to.
Creo que
ningun~
nación ni' pueblo algu–
no pueden ,subsistir sin
uná
ley moral que les
, dé vida;
y
si una ley mo·ral desaparece, ven–
drá necesariamente otra... Esto qtlé ,declt\ro,.
esto que pensamos . ¿á qué negal,'lp?
tod~s
los
hombres del día., es ' de esas cosas
qu~
pocas
veces se dicen, y yo las callo siempre, porque
la sociedad' a'ctual se ·sostien.e., no por.ellervor,
sino por el respeto
á
las creencias _generales.
Las· circunstancias en que nO's
enco.ntra~os
oblígan~e
á confiar
á
usted m'i pensamiento,
mostrándole todo
1.0
que hay en él,
y
á
mani–
festarme con entera franqueza, pues ni , mi
nombre, ni el ·
resp~to
que debo
4
la memoria
de mi hermano muerto
y;
á
las virtudes del
que vive, concuerdan bien con estas ideas que
áj)esar mío exhibo. Y al hacerlo así, revelan·