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B. PEREZ GALDOS
.~ .
-
importancia mayor de
,la que
re~lmen'te
tiene
,-afladió -el
~aballero
espaflol,
nó
sábiendo
-
-
.
cómo
abordar
la
cuestión.-Para toda
persona
que
se
estima
y
que sabe
dar
á
los
deberes
80·
chi les 'su
valo~
propio"
bay'
leyes ' categóricas
q ue no
admiten
-distingos, ni sutilezas,-
ni
in–
t erpretaciones:
hablo
de las leyes del
honor.
-Las leyes del verdadero
honor~dijo' Mor
ton gravemente,-son
la.s
leyes
morales,
fun–
dad'as
~n- Ia
religióÍl
ó
en la
filosofía.
Fuera de
esto,
todo es con vencional
y
falso.
~
. Por un momen to estuvo ' suspenso
]?
Bue–
n aventura;
pero ,
no tardó
ea
~omin.ar8US
ideas.
.
,
'
, «
En rigor, eso es verdad. Pero
dejémonos
de-
gene~'alidades
.
Usted tiene el deber inelu–
dible de reparar la
injuria
que ha
hecho.
á
mi
sobrina~
Para es to es necesario
un
sacl'jficio.
¿Qué importa? El honor
lo
exige, lo
exige esa
ley
que l'ige todas nuestras
acciones,
ley
que
viene
no sé yo de dónde, pero que
es
ley, ley.
Religión sin teología, por lo
cual
no hay
en
ella cismas
ni
heterodoxias. Su única
herejía
ea
la falta
de
valor... Aquí
se no,.s presenta
UDa
virtuosa
y
angelical señor ita deshonrada,
una
vfctima preciosa,
inoceute,
y
esa
víctima
exige
de usted un gran sacrificio.
, -¡El sacrificio de la l'eligiónl