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8LORIA.
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bo, un hombre ignominioso colocado fuera de
(
todas las leyes!. .. ¡No inspiro horrer, no huye
usted de
mí,
no se cree cendenado por darnle
la manol. .•
---
-Mi o.pinión so.bre usted no es definitiva
-indicó D. Buenaventura gravemente.-De-
penderá de la conducta de usted
y
de la faci–
lidad con que se preste
á
una inteligencia
•
.
conmlgo~
-La to.lerancia que -hallo en usted-l'epuso
Danie],-me da mucha esperanza, predispo.–
niéndeme
tí
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Dlay<)res sacrificios. ' _
-¡Sacrificiosl ... esa, esa es la palabra-dijo.
Lantigua co.n gozo. y energía.-De eso. es de –
lo que se trata. Aquí, sefíor' mío., nos hallamo.s
en presencia de un problema terrible: la reli·
gión; la religión que en diversidad de formas
gobierna al mundo.,
tí
las naciones,
á
las fa-
~
milias. De ella no. podemos prescindir p'ara
nada. Casi siempre es consuelo, estímulo.
y
fuerza que impulsa; ahora se nos ha puesto.
enfrente co.n amenazadora gra'vedad,
y
es para
usted
y
para no.sotro.s o.bstáculo implacable,
desunión, discordia; una mo.ntafia que se no.s
.
cae enCIma.»
D. Buenaventura dió un suspiro. Daniel
Mo..rto.n suspiró también.
cPero. quizás estamo.s dando.
tí
esta dificultad