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GLORIA
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cofrtldfas, gustando además de saber
y
co-
mentar todo lo que pasaba entre el coro
y
el
altar m-ayor,
y
dar
S~l
v-oto sobre cuanto ata-o
ilese
á
las ceremonias religiosas..
La segunda era cufiada de la primera, por
ser mujer infelicísima del hombre más desau–
torizado
y
más perdido de Ficóbriga, del filó–
sofo
y
ateo
y
mentecato D. Bartolomé Barra–
bás, hermano de 'l'eresita la Monja; pero
Isi–
dorita la del Rebenque
(que tal nombre tenía
por haber sido su padre duefio del prado del
Rebenque) llevaba con gran paciencia
~a
Cl'UZ
de su nefando matrimonio;
y
todo lo que Ba–
rrabás perdía en opinión y en intereses por
su ,
mala cabeza, ganábalo ella con su trabajo y
ejemplar conducta. Hacía con igual arte ropa
de
mujer,
de hombre
y
de clérigo, pudiendo
competir sus levitas con las de earaeue), como .
lo probaba la gallardía
y
elegante soltura del
cuerpo de D. Juan Amarillo. En la temporada
de verano albergaba 'huéspedes, tratándoles
bien. Había sido hermosa; mas últimamente,
la obesidad
y
las penas la tenían en lastimoso
estado. Unida con vínculos de parentesco
y
de
cordial amistad
á
la Monja,
de quien recibía
íl'ecuentes
favore~,
acompafíábala en la Iglesia
y
en casa, siondo un eco de ella en las opioio–
Jtes,
y
un admirable estímulo preguntón para