Table of Contents Table of Contents
Previous Page  248 / 712 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 248 / 712 Next Page
Page Background

242

r

B. PEREZ GALDOS

m,jentras no te saque hasta las últimas heces

de

ese

veneno~

Pero dime ahora,

loquill~

de

mi"corazón, ¿cómo pudiste

dar

cal.or

en tu en–

tendimiento ti. esas malditas víboras? Sin \du–

da

el

hombre ti. quien has tenido la desdicha

de amar

l

te

~nculcó

esos principios

dellatituds- \

narismo,

d~sgraci8dfl.mente esp~rcidos

par

61

¡

mundo en

ra~ón

de 'la aparente,-

b~ne~olencia

, .

y

geperosida.d que

en~ierr~n.

l

- No h a sido él-dijo con viveza la peca..

dora,-quien me

ha

inculcado esas idéas.

D~

..

niel, sin dejar entrever

á

pupto fijo cuáles

_s~..JJ

sus

creenci~s,

se h a .mostrado siempre pow

infi cionado de eso q úe l1ama usted••.

-Latitudinarismo, hija. .

-Latitudinarismo.. . Pues en ese hombre

JIU

creencias parecen

~uy

firmes y hasta intole–

rantes, seilor. Además,

sie n~

pre ha tenid-o la

delicadeza de no -decirme nada que quebran–

tara en mi alma la religión de mis padres. He–

mos hablado de

la

religión como lazo social

y

nada más.

.

l

. - Entonces,

tú...

Mira, estoy algo cansado, ..

y bueno será que nos sentemos en esta piedra.

-Yo, yo Bola,- dijo Gloria sentándose taro–

hién,-soy la culpable. Hace tiempo, desde que

le conocí, dime

á

cavilar

en estas cosas noche

y

día.

No podía. apartarlas de mi pensamiento,

/