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GLORIA
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el rótulo de igno,minia que los judíos pusieron
.
'
l'
el? la cruz,
y
en vez de arrancártelos
y .
arro:-
jados
al
fuego, los acaricias.
¿No,
es esto
lo
qqe
'me 'has '
querido deci'r?
" , '
, -
- ":"Sf,.
sefíor~-',
.í'epnso
la
.peniten~
con
ré~pe-
'
' to, pero
ta~bién
con
.segurid.ad.
: ' -Pues bien: estás infestada dé
UDa
pes
ti- ,
lencia muy común en nues'tros- dlas, '
y que
es ,
la
más
peligrosa, porque tomando cierto tint'e
,de g'enerosidad,
á
muchos
'cautiva~
Es.loque-
.-~
llama~os
latitudinarisnto.
Tú dices: '«Los
hóm·
bres pueden encontrar
e!
cami~o
de la
ete1'n(\ –
~al
vación
y
conseguir la gloria eterna en el ,
culto
de
cualquiel'
l'eligióri..••
Pues bien: esa
proposiciQD
está.
cOl:1deilada por
el Soberano '
Pontífice
en
las Encíclicas
Qui,pluribui
y
Sin–
gulari ,
quadam,
y en la alocución
Ubj
prim~m.
Tú dices: cTodo ,hombre tiene libertad
p~ra
kbrazar
y
profesar aquella religión que,
guia-
\ do por la luz
de
razón, creyera verdadera•..•
!
Pues
bien: esta proposición está conden
'ada.enI
,
.
,; las
Letras apostólicas
Multiplices inter,
y
len
la ,-
, Alocución
Maxima quidem...
¿Qué te parece?'.
,
'
Su IlustrIsima
se
detuvo, mirando cara
á
cara
á
la seílorita de Lantigua.
e
Ya te explicaré
con toda
calma esos
deli–
cados
punto~-prosiguió
el reverendo.-Ha–
blaremos
lal'go,
porque no dormiré
tranquilo
48
~
'..
"
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