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'j

"–

\

retnonias

y

dice lós latines cou

una presteza

qu~

enalno.ra

.,. ·

D. Silvestre era hom·bl'e

rico.

Además de

.

.

que poseía regular hacienda heredada, se ha-· -

bí~

dado

mafias para

adquirir algunas

mia•.

ses, p.rados, y, por últitno, una hermosa finca

de bienes

nacionale~.

Vivía con comodidad,

,

y

no

era tacafío ni apuraba

á

los

pobre~

case-

'1°0S

para que le pa.gasen, sin descuidar por es–

to ia

administración

de sus

bielle3. Socorría

benigno

á

los menesterosos, se preciaba

de,

hacer muchas litnosnas,

y

por esto, así como

por su

'carácter

franco

y

bondadoso, estaba

muy

en paz con

SllS

feligreses . .

«D. Silvestre uo es un santo-decían allí;

-pero sí

un

caballero.,.

Además

teuü.~,

el párroco una salnd de hie–

rro, fortalecida con el

frecuente

ejercicio d.e la

caza

y

la pesca,

diversiones

que ocupaban

g ran

parte de sllexistencia. Su

casa

era, pues,

un arsenal

v·en~torio

y

piscicatoriQ, cual no se

- veía en aquellos contornos. Escopetas, cara–

binas, cuchillos,

trampas,

mil

artificios

inge–

niosos, ora aprendidos, ora

inventados

por

su

propio genial

cacumen, y q ne tenían por

objeto

apoderarse de la mitad del reino volá–

til,

ocupaban

Ulla

regular

pieza. En la otra

no faltaba

ninguna execrable

~áquina

de las