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GLORIA
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e
A los
condenados :ingleses-observó
Ger–
mán,-les pasa esto por 'borrachos. Sabe Dios
los cuartillos de aguardiente que tendrá
á
eH–
tas horas en el buche el
~apitán
...
-No digáis 'desa.tinos, hijos ,míos-mani- ,
festó con angustia el señor Obispo,-y ved si
~
podéis salvar
á
esos desgraciados.»
Germán puso un gesto que daba ·miedo.
«Ese buque venía
á
nuestro puerto-dijo
el
Pi'eladO., buscando todos los medios para ' in-
teresar
á
los rudos marinos ficobrigenses,–
con el fh:i de traernos riquezas, mercancías, di ..
uero, trílbajo.
¡- ,-Perdone Su Ilustrísima-gruñó uno de
los presentes. -
El
Plantagenet
' no"puede en–
trar ·en esta ría. No es sino que pasaba para
Levante, se sintió con averías, y quiso guare–
cerse en el abra de Ficóbriga, aguantándose
á
máquina. Pero se le rompió el timón,
y
ya
ve
Su Ilustrísima... Dentro de dos horas no que–
dará nada.
-Sí: ya veo que el buque no puede salvar–
se; pero la tripulación, la tripulación ...
~
En aquel momento el pobre
PlantageHet
volvió la proa
á
Noroeste
y
hundió toda la po–
pa en el agua. Había caído en la trampa. Los
agudos escollos, 'como tenazas de hierro, trin–
caron la quilla de 'popa
y
la hélice: la
presa
no
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