SERGE G RUZINSKI
de Mexico
y
de los Andes, los
indios de Brasil, los islenos del
Pacifico, etc.
Este movimiento continue,
lo describe el jesuita Jose de
Acosta en una magnffica p6-
g ina de su
De procuranda in–
dorum salute :
«Loshombres
de
este siglo pe–
netran
a
las gentes
de
hob/a
rec6ndita
y
lengua descono–
cida par la esperanza
de
lucro
y no Jes atemoriza la barbarie
mas agreste sino que todo lo
recorren par llevar sus tratos
e
mercancfas.
No
Jes amendren–
tan las /enguas innumerables
de
las negros etfopes, ni dejan
de
navegar
a
las playas
de
la
China ni
a
Tartaria, ni al Brasil,
ni a las playas mas escondi–
das
do oceano
y recorren con
grande diligencia cuanto se
extiende entre
o Cobo
Men–
docino
e o
estrecho
de
Ma–
gallanes, par ambos /ados
de
la mar def norte et
de
la mar
def sur, en infinita extension
de
tierras
e de
mares; final–
mente si coma
dice
el poeta,
ocu/ta la tierra en su extrema
alguna gente, echando par
media el
oceano, o
si alguna
otra la consume la llama def
So/
ardiente, en media
de
las
cuatro c/imas,
a
esa buscan
y se acomodan balbuc ien–
do
su /enguaje para sacarles
el oro, la plata, las maderas
preciosas
y
otras mercancias
de
valor y llevarlas consigo y
aumentar la ganancia [ ...] y
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emprenden tan largos
e
pe–
/igrosos caminos c on gran
avidez
de
suerte que es
ma–
ravil/oso que todos
o
la mayor
parte
de
laspuertos
de
ambos
oceanos
e
todos las go/fas
e
ensenadas estan ocupados
par naves espanolas, y todos
las reyes
e
senores
de
la India
tienen comercio con nuestros
mercaderes
e
nuestros nave–
gantes».3
Recubrir, envolver el
mundo con capas
protectoras
A partir de este momenta funda–
dor de la historia de Europa
y
del
mundo, los Europeos empezaron
a preocuparse por recubrir los
El mundo en 1580. Gruzinski seiiolo
que
las Monorqufos se enroizobon sobre mores
y
confinenfes, «mulfiplicondo los enfrentomientos directos de
Mexico
a
los Andes,
a
lo Turqufo de los Otomonos, lo Indio de los Mongoles, lo Chino de los Ming, el Japan de los Tokugawa,,. Mundiolizoci6n,
pues, desde sus inicios, conflictivo. Hemos
tornado
este mopo de su obro,
Les quatre parties du Monde, ed.
Lo Mortiniere, 2004, p. 31 .
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Joyas de lo Biblioteco