H UGO N EIRA
cortos, segun se iba de vuelta o
revuelta, o del regimen de los
vientos. De Cadiz a La Habana.
De Andaluda a Portobelo. Las
ftotas avanzaban, la Capitano a
la cabeza, la Almiranta cerran–
do la marcha, siempre agrupa–
das, temor a la dispersion por
las borrascas, a pirates
y
corsa–
rios. Pero la «Carrera de Indios»
se mantuvo tres siglos. De las
Indios occidentales -el nom–
bre de America en esos dfas–
ilegaba el «polo brasil», el
pao
vermello
de los portugueses, las
maderas tropicales, el azucar
de Santo Domingo,
y
la riqueza
en plata que ha estudiado Ha–
milton, de Mexico (Zacatecas,
por un siglo
y
media, superior al
del Peru)
y
la plata de Potosf,
vinculada a Huancavelica por
el uso del mercurio, la edad de
oro se situa entre
1559
y
1660.
2
El amasijo de nuevas riquezas,
el oro pillado a los templos incas
y
las minas americanas descu–
biertas en
1530,
son un torrente
monetario que entra por Sevi–
lla
y
se expande, a Genova, a
Anvers, centros reguladores del
comercio transatl6ntico,
y
no so–
lamente irrigan las areas fiscales
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Fue el padre Los Casas. colono, encomendero. luego froile. y para llegor a ser elocuente,
se retiro diez oiios y comp/eta sus estudios teologicos y se convierte en el defensor de
Indios. De/ante de Reyes.
140
de los soberanos sino a un nuevo
y
poderoso personaje, el ban–
quero internacional. Tiempos de
los Fugger, a la cabeza de una
empresa multinacional, pres–
tamistas de Carlos V, a los que
debe
SUS
celebres bancarrotas.
Son tiempos del primer capitalis–
mo a escala mundial, en su fase
comercial
y
financiera.
Pero dejemos por un instan–
te el proceso de disoluci6n
y
coos de las sociedades indias
en Mexico y Peru que ha traf–
do la mudanza econ6mica de
ese lado del mundo, tan bien
estudiada
y
expuesta por Na–
than Wachtel, en
La vision
de
los
vencidos ,
3
triple desestructura–
ci6n, demogr6fica, econ6mica
y
social, en los cincuenta anos
inmediatos a la conquista. Lo
que vino despues en la socie–
dad de los vencidos, cambios
en la conciencia colectiva o el
poder de los curacas, se expli–
can tras el multiple cataclismo
ocurrido en los Andes, a media–
dos del XVI. No conviene prose–
guir, sin embargo, sin enfrentar
dos interrogaciones. 3Por que
Europa, en ese encuentro
y
con–
fticto de civilizaciones del XVI,
obtiene ventajas que la llevan
a una supremacfa colonialista?
La segunda gran cuesti6n es el
retorno de la idea del lmperio.
Europa, la pequeiia
Hace quinientos anos, en el alba
del Descubrimiento de Ame–
rica , la poblaci6n mundial es
evaluada por la actual historic
demogr6fica, en unos trescien–
tos a cuatrocientos millones de
almas. Ytomando en cuenta la
Joyas de la Biblioteca