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La obsesi6n par la esfera, es decir, la for–
ma
perfecta de
una
6rbita. Despues de la
teorfa heliocentrica de Copernico (1543)
el tema no era si la tierra giraba sino en
que
6rbita. Kepler (1627) heredero de
su
maestro Tycho Brahe, sostiene que las
6rbitas en torno al sol no podfan ser sino
elfpficas,
o
sea, cambiantes. Espanto de
las te6/ogos, Dias no podfa hacer 6rbitas
imperfectas. La esfera
obsesiona.
Joyas de la Biblioteca
L PRESENTE ENSAYO TIENE
una
finalidad manifiesta:
mostrar las joyas de los
fondos de la Biblioteca Nacio–
nal, y a la vez explicar, contex–
tualizar, de donde proceden las
im6genes seleccionadas, y «el
juego de los ojos» del que habla
Elfas Canetti. ePero podremos
acaso establecer la significa–
cion de esas representaciones
(grabados, estampas, paisajes)
sin decir de que planeta provie–
nen? Son signo, sin duda, ipero
de que?
En el XVI el redondo mundo se
vuelve un espacio de descubri–
mientos y conquistas, y aunque
nadie la llama todavfa mundiali–
zacion, ella existe en los hechos.
Esa tierra que ya nadie conside–
ra piano, es a la vez misteriosa
pero circunscrita. Por extensos
que sean los oceanos (cuyos
perfiles precisos todavfa no se
conocen) , por inacabables que
sean las nuevas tierras {y duran–
te siglos, los navegantes bus–
car6n inutilmente la otra masa
continental que deberfa com-
pletar a las otras cinco) toda
esa sumo de tierras y de aguas
tiene un lfmite. Al planeta se le
puede visitor como a una esfe–
ra. Circunscribir es el nombre de
esa empresa. Cenir, restringir. Y
quien lo hace es un portugues,
Magallanes en 1519.
No es con Colon, sin quitar–
le un 6pice a su gloria, con
quien comienzan esos tiem–
pos nuevos, esa revolucion de
la economfa-mundo, como la
llamar6 el historiador Fernand
Braudel. Es Portugal, el estrecho
reino lusitano, de donde surge
un impulso que modificar6 la
geograffa polftica de Europa y
del mundo. Sin embargo, siem–
pre resulta enigm6tico porque
desde ese pequeno reino, pro–
longacion de la Galicia espa–
nola, despues de rutinarios in–
tentos de expansion, la toma
de Ceuta y de Tonger (1473)
no se sigue el camino de una
expansion colonialista por tie–
rra sino que se elige el mar, y
mediante sus fiexibles carabe–
las que ellos hon inventado, se
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