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oportunidade . Ademá ,

iempre nive mucha ami tad con la

Igles ia, lo que te da la utopía de un mundo feliz. C laro que la

utopía sociali

ta

era menos cele tia!.

Yo ya leía todo este material, y e hacían grupos de debate,

de discu ió n. Leí

Los condenados de

la

tierra, de Frantz Fanon ,

uno de lo

libros q ue me tra tocó, junto con toda la fo lletería

oci alista. Te planteaban nuevos conceptos, pero también te

explicaban el mundo «tal como era•. Encontré la explicación

que qu ería. ¿Po r qué hay pob reza? La da es sociales, los

capitalista , todo ese rollo. Era una vía, equ ivocada o no, de

explicación, que antes no exi tía.

La

teol gía te decia algo más

simple: «Los buenos van al C ielo, los malos al Infierno», pero

nad a en la T ierra . El asunto es que ah í e cuando decido

estudiar Socio logía, para leer todas e tas cosas. Y entro a la

Universidad Garcilaso. Mis patas me decia n: «¿Sociología? ¿Qué

vas a con eguir? Todo

lo que vienen al barr io son pitucos,

estudian en la Cató lica». Y ju to la gente de Vanguardia era de

esa univer idad , hacían su trabajo de campo en la

fábricas y

en mi barrio.

Pero cuando ingre o, ¿qué pa a? Encuentro una desazón,

por lo menos en la sociología que me dieron . Era un catecismo

prác ti came nte, e l ma rx i mo como ciencia . Todo era

materiali mo. Yo no h ice vida univer icaria en mi pregrado.

Tuve lectu ras que ya había hecho, lo profe ore hablaban de

lo que ya habíamos leído en el barrio. Tiraba mi rollo y los

profesores me decían: «Aguanta, aguanta, eso lo

amos a ver

en el

igu iente ciclo•. Además, yo tenía experiencia obrera, de

barrio, etcétera. Era una herramienta que no te servía má que

para hacer política, pero no era de explicación. No viví mucho

ese ambiente universitario, sa lvo alguna cosa de plan ificaci ó n,

cosas de algu nos profeso res. No había nada de ociología de la

cultura, nad a del terreno de las subjetividade , ni de trabajo

con los imagi narios, que on parte constitutiva de la vida. Eso

no me gustó . Siempre me intere aron las co a novedo as, la

búsqueda de la novedad, que siempre me atrae.

En la política sí, crome, por las lecturas.

onocí gente que

era de leer. Q ueríamos re olver el problema del Perú en una

noche, no amanecíamos leyendo, di cutiendo. Queríamos dar

la fó rmul a al d ía sigu iente en una reunión. Pero el marxismo

tien~

una lógica burguesa, controlista. Todo era planificado,

d eci dido po r el co lectivo, no podías pensar muy distinto

po rque s in o e ras e n emigo de cla e. El hombre como

in t rum e n to. J u nto con el capital, es la lógica de la

modern idad. Tengo un alejamiento, pero, eso sí, siempre me

q uedé con lo ideales de ju ricia y de igua ldad . Empecé a buscar

cómo en tender este problema, este proce o ocia!, po rque las

herramien tas que me habían dado no eran la más adecuadas.

El otro problema era cómo re catar al hombre, al ujeto como

acto r, po rque dentro de toda estas corrientes el ujeto no

apa rece, apa rece olo la estructura. ¿Cómo acercarno al

ind ividuo?

V ISIONES DE LA MODERNIDAD DESDE LO CHOLO

« 'En el barrio había

que er achorado.

Fue la primera vez

qu vi que en una

pelea te pateaban

en el suelo'

' Lo chicos a vece

salen del pen al de

Lurigancho

y

dicen

de mí: E te e el

ún ico pata que no

ha e tado en

cana'))

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