de arrollo mu ical. De ahí la nece idad de adquirir nueva
tecn logia y nuevo
o nido .
Pero n
olo e o.
La
acumulación, el ahorro y la circulación
también exigían nue a
reglas de juego. Del reclamo po r el
títul de propiedad, la partida de naci miento, el acce o a la
educación uperior y técnica, pa aron a requerir, crear y exigir
nueva
fo rma de a o iacion
financieras para tener acceso a
nuevo capi tal de trabajo. Jun ta , panderos y mutuale le dieron
a 1 migra nte
la inyección de cap ital q ue neces itaban para
in ertir productivamente en
el
mercado. Tallere , te rreno ,
empre a de transporte, comercio, exportación de productos
arte anale , la li ta e
larga, pero con u n o lo resu ltado:
d e ar ro ll o eco nó
mi.co, un o q ue no e ta ba p revi to n i
con iderado en el Perú
fi
rmal.
Esta ceguera del E tado y de gran pa rte de la ociedad fo rmal
no es gratuita n i ingenua. E tá constru ida para evita r que la
oc ied ad
e abra, para evitar que el ideario rep ub lica no
moderno e haga realidad , aquel qu promueve una estructura
ocia! donde
el
ciudadano pueda er mirado en igualdad ante
la ley, con la mi ma oportunidades y derechos.
As í, el Estado pr tege la prebenda de una minoría cercana
al poder. El cambio de esta
ituación hacia otra donde todos
lo
pe ru a nos
ea n c iu dada no
con igua le derecho y
oportunidade no es filantrop ía, ni ca ridad cris tiana, n i
el
dogma de algún partido político: e una neces idad. olo a í el
Perú eguirá pr gre ando.
Todo no se reduce a la economía, como ugiere la mirada
de Arellano, n i tampoco e agota en
el
esplendor de la ge ta
del capital, como interpreta De
to.
Lo
que aquí e crea de
la mano co n el capi tal e un proce o de apropiación y de
con trucción -desde abajo- de un e pacio ba ado en forma
de trabajo y acumu lación totalmente diferente al patró n
capita lista cimentado en el indi iduali mo desaforad .
El modelo desarrollado por 1
pro incianos e fundamenta
en el fo rtalecimiento de forma aso iativas recíproca andi na
que permiten el autofina nciamiento, tale como el ayni, la
mi nka, el compadrazgo, la alianza
el pacto, todo ello de la
mano de una exigente ética de trabajo, ahorro y acrificio,
acompañada de una gozo a vi ión ritualizada de la
ida, que
bien podríamo
resumirla c mo • hamba con pachanga•,
mentalidad que no guarda relación con el austero pen amiento
protestante de donde urge el capitalismo, y que tampoco tiene
cabida en una ociedad estamental c mo la limeña trad icional.
Por ello, afirmamo que
el
proce o de construcció n de
ciudadanía viene acompañado por una cu ltura que lo va lida y
lo impu l a, conqui tand
poco a poco el imaginario naci nal
y republican . e podría decir hoy que lo provinciano
y
u
nuevo aparato
imbólico reinan , pero todavía no gobiernan.
Es urg nte producir ahora operador
p lítico propio ,
y
e itar a í las dependencia conocida a lo candidato exótico
y circense que la casta política crea e impul a como «legítimo •
V
lSlONES Dll LA MODERNIDAD DESDE LO CHOLO
(( Lo hijo d
llamado mi ti
on 1 s
primero migrant s. A
difere ncia de 1 que
o urre h y, no huyen de
la p breza ni llegan
bu cando trabajo»
149