de ro. Til a ganó la medalla de plata y Ba urca la de bronce.
Primero con eguí un viaje a ltalia con un descuento, paga ndo
70% menos, en un barco italiano.
La
condición era e tudiar
sei meses de H i to ria del Arte en Perugia. Revi é todo el
Renacimiento, ha ta Leonardo. Luego fui a la beca de Francia.
El pintor peruano, por más técnica que tenga, no e cultiva,
y mucho de lo pinto re no abían dónde e taban parados.
Eso lo decía in querer, pero muchos decían: «Ese cho lo e un
jodido». Pero es erdad. Cuando uno a a Eur pa tiene que
medir e y cuad rar e junto con g nte muy preparada. Entonce
no quiero er un egundón, tengo que esta r preparado. Por
e o cua ndo d icen : «Ah , Quintani ll a e fue a especializar a
Euro pa» e fal o, yo fu ¡ a lleva r conoci mi ento mío , para
comunicarlos. El interés que tenía era de lle ar el Perú a Francia,
todo lo que yo é, toda mi experiencia, y traer lo que me
vayan a dar, pero no fui a especializarme.
Mucho han considerado que ir a Europa, exponer allá, o
volver y decir que e ha estado en Europa e 1 máximo. Otra
perogrullada. He visto pintores peru anos en París que ha n
pasado años allá embo rrachándo e, no han hecho nada, n i
iquiera aprendieron
el
idioma. Y de e o me había pue to en
cuidado ya Seba tián alaza r B ndy, quien me re omendó
trabajar o lo, porque nue rro pai ano on a í, a
í.
Lo que
me decepcionó fue que el diploma de Bella Artes, cuando ya
era profe or en el Perú y podía en eñar en una universidad,
allá no valía para nada. Me dijeron que tenía que tener un
diploma francé , y fui a la E cuela de Bellas Arte de París,
para matricularme desde primer año. Tuve un choque terrible,
había que trabaja r ba tante.
Era un hora rio de clases duro, aunque felizmente eran
flexibles: uno podía ir en la mañana, alir y volver en la tarde
o en la noche. U n tiene que juntar uno una cantidad de
meses para tener un certificado. Eso ya depende la convicción
del arti ta. La uerte e que a los seis me e fui nomb rado
ayudante de profe o r, lo que e un honor. Todo el mundo
venía a consultarme la co a . •Quintanilla, ¡cómo e hace
e
to?~.
me decían. Explicaba que tenían que u ar meno barniz,
u ar e te color. Eran con ejo de técnica.
Para ganarme la vida en París, primero ca rgaba mercadería ,
fruta , en el mercado. os junrábamo con alguno peruanos,
con Pablo Paredes, con Julio Ramón Ribeyro en su ca a. No
reuníamo lo ábado pa ra preparam o una comida. Me
chocaro n lo peruano all á, no era como aho ra, jóvene
totalmente d conocido o errano . Ante éramo contadito .
E taba Jorge Piquera , Emil io Rod ríguez Larra ín, Ferrand ,
Pablo Macera o Alberto Guzmán, quien no e juntaba cas i
con no otro , pues él tuvo otra vida diferente a la nuestra, la
sirvieron la camita tendida, e taba recomendado por Ri cardo
Grau .
De vez en cuando íbam donde De ire, una prince a ru a
que no acogía, una mujer magnífica. Los ábado en la noche
VISIONES DE LA MODERNIDAD DFSDE
W CHOW
«'Siempre ando
buscando,
indagando, casi
ob e ivamente, mi
orígene
'Quiero
explicarme por
qué diablo estoy
en e ta Tierra' ))
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