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DE LA LENGUA

las monedas de sus Colonias en España,

que creyese conducentes al expresado fin:

lo que voi a executar. Pero como los Fe–

nices no llegaron a sus establecimientos en

nuestras costas del Mediterraneo y del

Oceano , sin haver tocado en Sicilia y sus

vecinas Islas : se hace preciso decir antes li–

geramente algo de las monedas de ellas.

Comenzando pues por las de Sicilia.

M. Barthelemy

en su Disertacion antes

DE L A

s citada

(a)

trata de dos monedas tenidas por

M ONEDAS SICULO-FENICI AS '

en las quales dice leerse

s

I

e u

L o -

esta voz :

mahhanoth

,

que buelta en Latin

FENICI AS.

significa:

Castra ,

esto es , lo que en Español

llamamos

R eales

o

acampamento (

b)

;

y para

persuadir que pudo llamarse asi la Ciudad

donde se cuñaron , pone los exemplos de las

de :

Castra Julia

,

Castra C<ecilia

,

y otras,

que tuvieron nombres semejar.ltes. Sin em–

bargo de esta inscripcion, que al parecer na–

da tiene que ver con Palermo : atribuye •las

dos monedas a esta Ciudad

(c) :

,, asi por

,, creer que deben ser de una Ciudad grande,

,, opulenta y frequentada por los Fenicios o

,, Carthagineses , qual Palermo era , y aun

,, una de las tres a donde se retiraron al arri–

" bo de los G riegos a Sicilia ; como por–

" que

Paruta

que escrivio en esta Isla, y en

,, el mismo Palermo , le atribuye dichas

,, monedas ; y el

P. L upi

otra semejante;

,, y porque la cabeza de Hercules cubier–

" ta con la piel del Leon N emeo:

paroit

,, ( dice)

sur les medailles de Palerme en par–

"

ticulier. (d)

Son las monedas de que ha–

blamos , las que

M.

Barthelemy

copia en

la

lamina

2.

de su Disertacion a los nu–

meras 8. y io.

M.

Swinthon

en dos cartas que en

I

766.

Se publicaron en el T omo LIV. de las

Tran–

sacciones Filosoficas ,

impugna varios puntos

de la Disertacion de

M .

Barthelemy ;

y uno

de ellos es el atribuir (como supone

M . Swin–

thon)

las monedas de que tratamos , pri–

mero a

Castra C,eci/ia

o

Julia

;

y

poco des–

pues a Palermo

;

perteneciendo

(

prosigue)

a

la Ciudad de Mena

en

la misma Isla.

Yo no

he visto estas dos cartas, ni tengo la obra

de las

Transacciones

,

ni mas noticia de esta

controversia entre

MM. Swinthon y Barthe-

lemy ,

sino la que este Autor da en su Carta

antes citada al Marques

Olivieri

de Pésaro.

En ella procura satisfacer a lo que le opo–

ne

M. Swinthon

sobre la leyenda y version

de estas monedas : sostiene que pertenecen

a Palermo : reproduce y fortifica algun tan–

to las razones que expuso en su Diserta–

cion para atribuirlas a esta Ciudad , y se

apuntaron poco antes ; y en fin se esfuer–

za en probar, que no puedan pertenecer a

la Ciudad de Mena

(e),

como pretende

M.

Swinthon.

A la verdad estas razones de

M

Bar–

thelemy

para atribuir a Palermo las mone–

das de que se trata, son mui generales y

endebles , como lo reconoce él mismo ,

quando dice:

que no las da por demonstracio–

nes (/)

;

y au'n , la de hallarse la cabeza de

Hercules cubierta con la piel de Leon

par–

ticularmente en las monedas de dicha Ciudad:

es en mi juicio incierta , y contra

M . Bar–

thelemy.

Y o no he visto , hzsta ahora , ni

una moneda siquiera

Fenicia

de Palermo con

este typo , si no lo son las de que tratamos.

D os Griegas , que trae

Paruta (g) ,

entre

doscientas de esta Ciudad , son de fabrica

enteramente diversa. Por el contrario el typo

de Hercules con la piel del Leon , es mucho

mas frecuente en las monedas de Syracusa,

Camarina , Therma y otras Ciudades de la ,

misma Isla, que pueden verse en

Paruta.

M.

Pellerin

aun duda , y en mi juicio con

alguna verosimilitud , si las monedas de

que se trata son de Sicilia o de Cartago;

y aun la misma en que se

ve

la cabeza de

Hercules, la pone entre las de esta ultima

Ciudad

(h).

Tal vez los fundamentos de

M . Swinthon

para atribuirlas a

M ena

seran mas robus–

tos. El mismo , esta tan asegurado de la

verdad de su asercion , que añade , segun

la cita de M. Barthelemy

(

i)

:

que qua11-

tos tengan la menor tintuYa de la Ciencia de

las M onedas

,

y

de la L iteratura Oriental,

se convendran en ello Jacilmente.

No obstan–

te esto, yo no alcanzo , cómo puede este

Autor acomodar a

Mena

la inscripcion de

estas monedas , no hallandose , como no

se halla en ellas la letra

l

Nun ,

o nuestra

N. Por otra parte , el mismo no haver