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465 -

tambien e taba pre o por robos á la

·udad de Ba

na,

i ndo

conducido en efecto á pié y

in con id racion

d

nmauna

especie, encerrándolos en la cárcel n

a uida qu

11

·aron.

A los 13 días de e tar en la cárcel de Ba ona conducen

preso á un hermano de Amilivia

y

do

amiao qu

h bian

tomado el dia anterior y á todo

junto ,

á

lo do dia

se le

ordena la internacion á la ciudad de Dijon di tante d Bayona

210 leguas, adonde los conduj eron como criminal s,

pi y con

esposas, r ecorriendo de atapa en

tapa 37 pueblo y alojándos

en igual número de cárcele , habi ndo pasado una noch

encerrados en una letrina con centinelas de vi ta por no h b r

cárcel segura en

l pueblo. Do gendarme á caballo hacían u

custodia, cambiándose en cada etapa. Ad mas de la

po–

sas eran asegurados por unos cordele atados á media espal–

da y cuyas punta

las ll evaban su

guardienes.

Al llegar á Burdeos, el prefecto de la ciudad, compadecido

del estado de los presos di pu o que

e les sacaran la

es–

posas; consiguiendo despues en el

trayecto de

ta ciudad

á la de Dijon por medio de una estra tagema hábil

y

haci n–

dose entender por

eñas, que pasara uno de ellos por enfer–

mo del pecho debido al cansancio de la marcha. Tambien

se supo desempeñar el enfermo fingido que lo

ngañó at

médico que lo reconoció, y obtuvieron por e t e medio

lo

que deseaban, que se ordenara

u

tr aslacion ha t a Dijon

en carruaje.

Llegados al fin á esta ciudad ,

e les dá el pueblo por cár–

cel, entregándoles á cada uno d

los carlistas que est aban

allí un franco al dia por cuenta y órden del gobierno espa–

ñol. Al año justo se les concedió la libertad, pasando Ami–

livia con

su hermano á Burdeo , de donde determinaron

venirse á Montevideo para r eunirse con Policarpo, q ue hacia

ti empo estaba en nuestro paí y ej reía

á

la sazon el pues–

to de teniente cura con Monseñor Estrázulas.

El 2 de Noviembre del año 1842, arribó á nuestras pla–

yas el Capitan de los carlistas, D. Gerónimo de Amilivia.

Al poco ti empo de estar en

fontevideo, como era forzoso

que sucediese; pues estaban en su período álgido los partidos

tradicional es, oyó hablar de blancos y colorados, no pre ·tán–

dole en el primer momento gran atencion. Pero tanto los oyó

nombrar,

y

tanto se hablaba entonces que se aproximaba el