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cuyo medio he cruzado, V. E. y los suyos corresponden atentando contra esa
propiedad de todos.
>
Cuando ya no babia mas hacienda que arrear para acabar de enriquecer á
los parciales mas devotos, vuestras lanzas se emplean en J estruir las haciendas
de los blancos, 6 de todo aquel que nacional 6 1:strangero, le plazca figurar
simpático á nosotros.
>
A la proteccion
á
los vencidos, al amparo de los prisioneros, á la
~ene
ro idnd con los heridos,
de~e
ya ser púb!ico ahí en
las calles de la pobre
Montevideo, la manera como correspondeis. Degollais, ao á los vencidos, por
que victoria no contais ninguna; pero degollais sin piedad á los heridos mori–
bundos que encoatrais á vuestro paso al amparo de familias caritativas, á quie–
nes amenazai
de hacer correr igual suerte ea caso de reincidencia, y degollais
á los prisioneros, como lo habeis estado haciendo desde el comienzo de la
lucha, amparados por el silencío de nuestra dilatada campaña, y como acabais
de haceilo ahl en
las puertas de
la Capital, á donde he venido á combatir
vuestra impotencia y á anunciar para época próxima, á vosotros, el fin que
tienen toda
las tiraaias, por envanecidas y quijotescas que sean, y á todas, el
término que les espera á tanta degradacion
como la que habeis
impuesto en
la frente de la patria.
>
Pero antes de partir, y por lo mismo que reden ahora tomará vigor la
re istencia que hemos de hacer á vuestros atentados, debo haceros responsable
de la primer sangre inocente derramada y de la devastacion que habeis inicia–
do. De vosotros sea foda la ignominia.
>
No imitaré vuestro ejemplo porque la represalia tomada en el compatriota
inofensivo, no alcanzará á vuestra cabeza que es la criminal.
Campamento en marcha, Toledo, Mayo 25 de 1870.
Timoteo Aparicio.
»
Al dia siguiente de encontrarse los revolucionarios en la es–
tancia de uarez tuvi eron un pequeño encuentro con las fuer–
zas del Comandante Frenedoso, que pasarían de 300 homb r es,
en el paraje denominado La Paloma; empezando aquel j eíe
de de e e momento á perseguirlos de una maner a t enaz, lleván–
dolo
sin darle el mas pequeño descanso y tiroteándolos cons_
tantemente ha ta el departamento de la Florida, en cuyo punto el
General paricio se le eclipsó totalmente internándose en s us
innumerable bosques. En el trayecto, apesar de la per secucion
de que eran objeto invitaron á varios jefe para que se pronuncia–
ran á
fa
or de la revolucion, entre otros á los cor oneles Puentes
y
Muñoz; prometiéndoles todos hacerlo tan pronto les fuera po-
ible, .como a
í
lo efectuaron incorporándoseles mas tarde.
A lo
tre ó cuatro dia de andar por el departamento d e la
Florida se le reunieron á los invasores los primeros hombres
iendo e to el comisario de la 4ª. seccion y sobrino de Apa-