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los caballos para cuya operacion tuvieron que emplear hasta
la ropa de uso, y despues de un reconocimiento prolijo para
elegir el sitio mas conveniente para la evasion, consiguieron
realizarla sin tropiezo, marchando en fila, unos <letras de otros
en un silencio profundo.
Véase como la revolucion estuvo
á
punto de ser sofocada
desde el momento mismo en que se inició.
Léase ahora el parte pasado por el Coronel D. Gregario
Castro, Gefe Político del Salto al gobierno de Montevideo:
Salto, 'Marzo 8 de 1870.
Excmo. Sr.: Despues de tantos y tan reiterados amagos, Aparicio ha invadi–
do este departamento el dia
S
del corriente con una fuerza de sesenta ó seten–
ta hombres, por el «Rincon de Mendoza•, poco mas arriba de Federacion y
mas abajo de la barra del Arapey.
Indudablemente efectuó su pasaje de media noche á la madrugada del citado
dia
s;
pero como se habían reforzado las Policías y estaban todas prevenidas,
no pudieron pasar sin ser sentidos
al
momento.
Una partida de cuatro hombres de la fuerza del Comandante Reyna recibió
ft
los Blancos, esta fué tan cerca de ellos que tres cayeron en poder del enemi–
go, salvándose el Sargento que participó el hecho al Teniente D. Segundo Ca–
brera, comisario interino de Constitucion, quien mandó aviso de lo ocurrido al
mencionado Comandante R eyna.
Este entonces con sus fuerzas y con el citado Comisario Cabrera con 40 hom–
bres se fueron sobre los invasores llevándolos hasta un pequeño bosque llama–
do el «Espinilla!», donde fueron tiroteados y hostilizados hasta el anochecer,
á
cuya hora se les incorporó
ft
las fuerzas del Gobierno el comisario D. J acinto
Gomez con una pequeña partida.
Al efecto, permanecieron á su frente hasta el amanecer del siguiente dia, hora
en que hicieron la descubierta, internándose en el monte de donde habian de–
saparecido lo enemigo,;.
egun las noticias de Entre-Ríos, referidas por mis amigos, la invasion de
Benitez
y
Aparicio la C':>mpunen un puñado de
locos;
asi puede suponerse que
sen e te el segundo acto de descabellamiento y que concluya como la célebre
inva ion
á
esta ciudad en F ebrero de
1
68.
in hnber alnrmado
el
departamento ni
á
los ciudadanos
~que
se entregan
á
u trnbnjo , he tomado algunas prec:mciones que nunca estan demás por si la
invn ion toma otro carácter.
aludo
al
r. Pre iden te.
Gregorio Castro.
l'.
D. De pue de e crito lo que precede, he recibido avi o que los im·aso·
re han tomado en direccion
:i
Tacuarembó-
rate.
Ef tuada lo va ion del E pinilla1, caminaron los invasores
toda a noche
y
la
iguiente , e condiéndose de día en los