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quilidad. Al llegar á la plaza nueva, se encuentra con el ene–

migo que lo recibe á balazos; sin variar su ma rcha sig ue r eti–

rándose, y desplega una guerrilla: á r etaguar dia q ue contiene

á la que á su vanguar dia traia el enemigo escopet eándolo;

continuando así hasta llegar al cementerio. Una vez aq uí, man–

da

alto

y

vuelta cara,

y desp ues de ar engar á sus sol dados ,

como él sabe hacerl o, les dice que en seguida qu e el enemigo,

que venia avanzando, esté á la di stan cia de una cuadr a, el cla-·

rin váá t ocar

niedia vuelta,

pero q ue ese t oque significa

á

la

carga,

y q ue todos los toques necesarios los comp r endan al r e–

vés. Efectuada esta maniobra, cargan con t oda impetuosidad, y

el enemi go que se so rp r ende de aquella evo lucion contraria,

confúndese de la manera más desastrosa y como trist e conse–

cuencia, es derro tado completamente.

La p elea fué brev ísima, y la per secucion que se le hizo

aunque pasó de una media legua, no fué muy t enaz; sin

embargo, se le hicier on como 20 muertos , y otros tantos

prisioneros, que fu eron inmediatamente puest os en libert ad, á

excepcion de unos cuatro ó cinco que prefirieron q uedarse á ser–

vir con los r evolucionari os. Despues de este incidente,

el

Co–

ronel S alvañach se inco rpora á las fu erzas del Cor on el P uentes

que por lo alto no ascendian á

300

homb r es, inclusive unos 7Ó

infantes, y el dia

15

de Agos to se bat en con el Gener al F idelis

en la barra de los ar royos de Corrales y del Sauce, departa–

mento de Tacuarembó, próximo á Cuñapirú.

Fidelis habia quedado, como vulgarmente se dice, con la

san–

gre

en el

ojo

desde la sableada q ue le hab ian dado Puentes y

Salvañach en T acuarembó Grande, y esperaba impaciente el

momento.:de volver por la r evancha, creyendo llegada esa opor–

tunidad cuando se le incorporaron alg unos escuadrones al

mando de los Coroneles Barbosa, Illa y Lino Arr oyo, compo–

niéndose sus fu erzas de

450

hombr es de caballeria y

150

in–

fantes.

Desde las fr ont eras del departamento de Cerro-Largo se

lanzó F idelis en b usca ·de sus contrarios, encontrándolos en la

madrugada del dia de la pelea en la costa del Sauce, donde

aquel, sig uiendo su costumbre, p r etendió so rpr enderlos; pero

malogrado su p ropósito, pues Puentes y Salvañach no se des–

cuidaban tan fácilmente, se confo rmó F idelis co n escopetear–

les su r etaguardia, que la componian los escuadroncitos del

Coronel Juan Vargas y el Comandante F rancisco Valdez, á