Table of Contents Table of Contents
Previous Page  510 / 840 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 510 / 840 Next Page
Page Background

176

-

• Apenas me sintió Aparicio ea el Paso de

las Piedras,

levantó campa–

mento y se pu o ea marcha con nimbo al A rroyo

egro

llevando ya una

fuerza r.omo de

1500

h ombres.

Camine ese dia

todo el dia y toda la noche

y le dí alcance en la Puntas de Goazalez

á

los primero

tiros se puso al

trote y ea retirada, caminando ese dia hasta las Punta

de Averias Grande

sin que hubiera medio de hacerlo parar y librar batalla, apesar de la despro–

porcioa numérica de nuestras respectivas fuerzas.

>

Aparicio pasó al

ur por el Paso de Polanco, y yo puse término

á

las ope–

raciones aclivisimas que habia ejecutado, para encontrarme bajo

la

presioa de

las acusaciones mas injuriosas y fulmin antes.

• Ea esa siluacion recibí una nota del P residente de la República ea que

se me ordenaba me pusiese de acuerdo coa el Coronel Ordoñez y pasase al

Sur á organizar un ejército capaz por si solo de batir al enemigo.

• A sí lo efectué haciendo

30

leguas en dos dias y

pasando por frente á

Mercedes por órdea que tuve del mismo M inistro de Ja Guerra, habiéadoseme

quedado ea el departamento de Paysaad ú, Ja division de aquel departamento y

una parte de la del Salto. Con

todo, formamos coa el Coronel Ordoñez una

columna de

1700

á

1800

hombres, coa los cuales nos pusimos en marcha so–

bre el enemigo que venia buscando el departamento Mercedes.

• Ea Poroagos tuvimos noticias de que el Ejército estaba campado en las

puntas de Maciel y marchamos ea esa direccion, pero el enemigo, como siem–

pre, apenas nos sintió se puso ea march a con rumbo

á

San Borja

y

paró ea

el paso del Yí del mismo nombre; vadeamos el mismo paso y A paricio

siguió precipitadamente y no paró hasta el depart amento de Cerro-L argo, in–

corporado ya coa Muaiz y contando ea sus filas ma5 de tres mil hombres.

>

Detuvimos entonces nuestras marchas porque desde Poroagos habia comu–

nicado al. General en J efe mi situacioa y pedídole órdenes, las que no recibi

siaó despues del contraste sufrido por el General Castro, y

su

retirada

á

la

Sierra. Entre

tanto por órdea del Presidente emprendí otra

vez Ja persecu–

cioa del enemigo dirigiéndome al P aso de los Toros, porque

tuve conoci.

miento de que

el enemigo pasaba al Norte

del Rio Negro,

una vez mas

por el Paso de Pereyra.

• En mi marcha vino el desbande de las

fuerzas de Colouia y Mercedes

que marchaban

á

órdenes del Ministro de

la Guerra, Coronel Ordoi'lez, y

tuve que hacer alto y que comunicar al Gobierno lo que ocurria.

• Luego me diriji

á

P aysandú; hice mi renuncia con calidad de indeclina·

ele y pedí un Consejo de Guerra desde

á

bordo del vapor

Coquimbo,

á fin

de sincerarme de los cargos que se me hacian.

>

Despues de la prolija y verídica exposicion que he hecho, mis conciuda–

danos y el pais en tero juzgarán.

>

Puedo haber cometido errores, pero que no son los mayores ni los de

mas funestas consecuencias entre los muchos que han cometido casi todos los

hombres públicos en esta época dificil y de prueba.

• He sido de todos los Generales el que mas ha resistido á la fatalidad de