Table of Contents Table of Contents
Previous Page  509 / 840 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 509 / 840 Next Page
Page Background

-

175

-

>

E sa misma noche supe que Aparicio con todas sus fuerzas estaba acam–

pado de este lado de Tacuarembó en el Arroyo del Sauce, bajo un temporal

espantoso, me puse en marcha sobre él desprendiendo

á

vanguardia al Co–

mandante Escobar-Aparicio apenas me

sintió repasó Tacuarembó Grande

á

trote y galope; marché siempre sobre él

y

cuando quise perseguirlo por el

mismo rumbo, ya Tacuarembó no daba paso; tomé entonces rumbo al pueblo

de Tacuarembó y paré enfrente de la balsa y pasé sucesivamente cinco arro–

yos á

nado, hasta las puntas de

los Corrales, á

legua

y media

de

la

Frontera del Hrasil, donde volví á alcanzar

á

Aparicio bajo otro temporal

espantoso,-se puso en march a,

repasó unn

vez mas Tacuarembó

á

nado ,

perdiendo gran número de hombres y caballadas; decidí entonces desprender

al Coronel Coronado

con mil hombres mas ó menos quedándome yo con

600,

dando órdenes á aquel J efe para que lomase

la cuchilla y fuese á salir

al Arapey, situándose en

las puntas de

este arroyo y del Queguay; y allí

montase sus fuerzas y

reniese todas las caballadas

que fuese posible, mien–

tras que yo volvia á repasar

los arroyos y seguia á Aparicio en el rumbo

que llevase.

• Esta operacion no podia sino dar l os mejores resultados, si se ejecutaba

fielmente; pero desgraciadamente

el Coronel Coronado, en vez de ejecutarla,

se fué h asta la frontera del Brasil, rumbo opuesto

al que yo le habia indi–

cado y pasó hasta Santa Ana do Libramento á visitar y conferenciar con sus

amigos, permaneciendo allí tres dias y pasando

luego h·asta

la estancia del

Marqués Osario.

»

Desde allí todavia desprendió una parte de la division de Paysandú con

rumbos á San Eugenio, á las órdenes del Mayor Suarez, c:m mas otra parte

de la division Salto á órdenes del Comandante Frenedoso-y desprendió tam–

bien el resto de la misma division Arapey abajo hasta Santa Rosa, de suerte

que despues de h aber repasado yo todos los arroyos á nado, vine á salir ade–

lante y me encontré con que la Division de

1000

hombres con que habia des·

prendido

al

Coronel Coronado, se

había reducido al batallan Santa Rosa de

ciento y tantos hombres y unos cincuenta

y

tantos ginetes.

>

Ademas, en vez de encontrar caballadas me encontré mas á pié que nunca.

>

Dígase ahora si con jefes que ejecutan de ese modo las órdenes de su

General puede responderse con resultados á los esfuerzos mas leales y mejor

combinados.

>

A sí mismo me dirijí al Salto, á cuya ciudad sitiaba Aparicio, caminando

desde el D ayman toda la noche hasta ponerme

á

tres leguas de aquella ciudad.

En esta marcha la infanteria marchó á pié como pueden atestiguarlo sus jefes.

>

El Coronel Coronado volvió á salir para reunir las fuerzas que él mismo

h abia licenciado y dispersado,

y

en vez de efectuarlo así,

tomó un carruaje

en el Salto y se fué para Santa Rosa.

>

Del Salto, Aparicio marchó violentamente para Paysandú y aunque redu–

cida mis fuerzas

á

poco mas de

600

hombre

y tan mal de caballos por la

desobediencia de Coronado, marché tambien sobre Paysandú haciendo

2

5 le–

uas en dos días.