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<lamente los encuentros d e cada una d e las division es n ombra–
das , empezando po r las de los Coroneles Salvañach y Puentes,
qu e me recen ese h onor por
~er
los primeros qu e p r oporciona–
ron el triunfo á las armas r evo lucion arias, d espues d el desastre
de Mananti ales; y con tinu a r emos p or la d e los Coroneles Pin–
tos Baes y Visill ac, t e rminando con la del Gen e ral Muniz.
Desp ues, p or órde n d e fechas y ob ser vando e l mismo plan
lleva do hasta a hor a, menciona r emos t odos los <l emas comba t es
que hub o, durante el período citado entr e ambas fu erzas com–
bati entes.
LOS CORONELES SALVA - ACH Y PUENTES
D espues de la ú ltima pelea entre el Gen eral Fidelis y los
Coroneles P uentes y Salvañ ach, en q ue es t e último salió he rido
gravement e de un balazo en el cu e rp o y fu é conducido
á
San–
ta Ana (B ras il) para c u rarse, el Cor onel Pue ntes continuó en
en el dep a rtamento d e T acua r embó p rest a ndo s us servicios por
órdendel Gen e ral Apa ricio, sin q ue le ocurrie ran n ov eda d es de
ning una esp ecie.
En est e ínte r, S alvañach, cura do comple tament e d e s u h e ri–
da, pasó nu evamente a l E st ad o Oriental, r e uni endo e n seguida
un buen núme ro d e s us p a r ciales; hab iendo t enido pocos dias
antes de incorpor a r se
á
Puentes un p equ eñ o enc uentro en el
pueblo de T acua r embó con el Coma ndante Cla r o.
S e le ocurrió
á
Salvañach comprarl e
á
s u gente alg unos pon–
chos y bot as q ue n ecesitaba y pen etró al p ueblo en una madru–
gada con el propósito de r ealizar aquella comp ra en las. primeras
hora~
de la mañana y r e tira r se luego p ara Ja campaña. Estando
en est a operacion,
y
siendo, poco mas ó me nos, las 8 de la ma–
ñana , t uvo conocimiento que el Comanda nte Claro con 150
hombr es veni a d e las T r es Cruces decidido
á
pelead o. Salva–
ñach r ecibió con desprecio la n oticia, r e un iendo tranquilamente
á los suyos en la plaza principal d el p ueblo, y allí, no ob s tante
no alcanzar ni
á
70 h omb r es s u fu e rza, mandó echar
pié
á
tierra
hasta t ermina r la compra q ue se había p rop u esto.
Verificada est a con toda calma; or denó
á
caballo
y al
tranco ,
sin p r eocuparse de la agitacion en q ue est aban t odos los hab i–
t a ntes d e la p oblacion y r etiróse del p ueblo con la mayo r tran-