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• Creo, Exmo. señor, que faltaría á un sagrado deber de justicia sino reco·

mendase como lo hago á la consideracion de V. E. la brillante comportacion

observada durante el combate, por todos los Sres. J efes, Oficiales y tropa del

Ej ército á mis órdenes,

como así tambien á los ayudantes de este cuartel ge–

neral, pues todos ellos cumplieron honrosamente sus respectivos deberes.

>

Al felicitar á V. E., y en V. E. al pais y al partido liberal, por el

bri–

llante resultado obtenido en el campo de batalla en los campos de San Juan,

séame permitido hacerle á V. E. las protestas de alta estima y consideracion

con que distingo á V. E., á quien,

>

Dios guarde muchos años.

Enrique Castro

>

e

Estado Mayor GenerfI.l del Ejé1-cito en campaiia.

»

C ampamento en arroyo del Colla, Julio

21

de

1871.

>

E xcmo. Sr. Brigadier General D. Enrique Castro, General en Jefe del

Ejército.

Excmo. señor

• Lleno de complacencia cumplo con el grato deber :de pasar á V. E. el

parte detallado de la batalla que bajo la direccion de V. E. se libró al ejérci–

to enemigo el

1 7

del corriente en los campos de San Juan.

>

El mencionado dia nos encontrábamos acampados en las Piedras de Espi–

nosa cuando V. E. recibió parte de la vanguardia que la formaba la dívision

Soriano

á

las órdenes de su jefe el Teniente Coronel don Gervasio Galarza, y

las fuerzas del departamento de la Colonia

á

las órdenes del Comandante don

Luciano Tolosa, dando cuenta que el enemigo se encontraba con su línea de

batalla tendida en las puntas de San Juan en el lugar conocido con el nom–

bre de cuchilla de los Manantiales; en el acto

recibí órdenes de V. E. para

hacer marchar

á

la vanguardia

á

las órdenes del General D.

N

icasio Borges en

proteccion de aquella, lo que

i nmediatamen te ejecutó el digno

Gene~al

man·

dándolo

al

Coronel de su division.

• Acto continuo recibí órden de hacer poner el ejército en marcha, á fin de

aproximarnos al enemigo y batirlo.

>

Efectivamente,

á

las

l 1

de la mañana hice tocar

á

ensillar, y media hora

despues emprendimos la marcha en direccíon al campo enemigo.

• Como á

l

5 cuadras de él, cumpliendo las órdenes de V. E., hice echar

pié

á

tierra á las infanterías y colocarlas en órden de pelt>a.

>

El enemigo nos esperaba con su línea tendida; apoyaba su estrema dere–

cha de este lado del arroyo San Juan, como

á

12

cuadras de la estancia del

Sr. Suffern, en donde tenian colocado su centro, compuesto de sus infanterías

y arlillerias ; la izquit>1 da se dilataba desde la referida casa siguiendo una cor–

dillera de piedras, b asta ap<'yarse en una fuerte casa de teja.

L a infantería

enemiga se parapetaba en una gran casa de azolea y un cercado alambrado,

como de cuatro cuadras de cada frente que lo circulaba.

>

Nuestra

linea de batalla se

formaba

del modo siguiente.;. La derecha