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positivo, el ejército de la revolucion solo tenia
2800
hombres,
incluso
)OO
infantes escasos, mientras que el ejército del gobierno no bajaba de
3500
hombres la mitad infantes.
• Diré mas porque me consta-era resolucioa hecha por parle de los jefes de la
revolucion, no llevar en caso ninguno
el
ataque y si esperarlo, y este hecho está
tambien comprobado desde el encuentro de los ejércitos ea Mansevillagra
el
dia
20
de Junio, en que aquellos estuvieron por cuatro días consecutivos con
sus líneas
tendidas, sin que el ejército del Gobierno, á
quien pertenecía la
ofensiva, se hubiera atrevido á avanzar al de la revolucion. Si entonces pues,
teniendo esteºúltimo en línea
5000
hombres, se mantuvo en su resolucion de no
llevar el ataque, claro es que en los Manantialiales, con solo
2800
hombres,
no tenia ni remotamente la idea de pelear. y que si tendió
su línea, lo hizo
por pura forma, y en la persuacion hecha de que ese dia quedaria establecida
la suspension de hostilidades; y es mi opinion que
á
la hora de iniciarse la ba·
talla, el ejército de la revolucion no podía ya retroceder, so pena de un de·
sastre todavía mayor que el que ha sufrido.
• No disculpo ni creo que pueda disculparse el hecho
de no haberse
puesto en marcha tres horas antes,
'.cuando pudo constatarse la desproporcion
numérica de las fuerzas; como no perdono, ni creo que pueda perdonarse el
hecho anterior del licenciamiento de las divisiones del Durazno, Colonia, San
José, Mercedes, Tacuarembó y Minas, tan luego como el ejército revoluciona–
rio resolvió correrse hácia
la costa para tomar caballadas; pero si afirmo y
puedo asegurar, que
la
creencia en el establecimiento del armisticio era un hecho
en todo el ejército, y diré porqué.
>
La Comision mediadora encabezada por el Sr. Obispo Vera habia con–
seguido ya su objeto.
• El ejército de la revolucion habia nombrado ya su comision pacificadora
que debia entenderse con la del Gobierno, y
solo esperaban ambas
el
armis·
ticio para separarse del campo en direccion á Montevideo.
>
El Sr. Obispo Vera habia telegrafiado al Presidente 1;3atlle estos hechos
y comunicádolos de oficio al General en jefe del ejército de aquel.
• El Presidente Batlle, habia contestado
tambien pcr el telégrafo al señor
Obispo, de completa conformidad.
>
El mismo dia de este
telegrama, el Presidente Batlle dirige
otro á su
General en Jefe, ordenándole proceder á la suspension de hostilidades con
arreglo
á
los
pliegos cerrados
que le enviaba por un chasque.
• Si todo esto que podemos atestiguar porque lo hemos presenciado y visto
no es bastante
á
formar conciencia
sobre que debia esperarse con lealtad el
establecimiento
del armisticio en el mismo
dia de la batalla, reconoceremos
que no sabemos raciocinar ni pensar; confesamos que hemos sido vilmente en–
ga!'lados por
nuestro~
enemigos, como lo ha sido la comision encabezada por el
se!'lor Obispo Vera, como lo ha sido el pais entero que creia ver colmadas sus
esperanzas en la ·paz.
>
La demasiada lealtad de los jefes de la revolucion, ya burlada anteriormen·
te en Corralito, y su pronunciado deseo de evitar una nueva efusion de sangre