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incorporado al ejército condu'ciendo una nota del Gobi erno

Argentino, cambiándose entr e ambos el siguiente diálogo en

los momentos que se tendió la

línea de los Manantiales:

-General, dijóle el Coronel Palomeque,-soy de opinion que

debe evitarse la batalla, porque nos faltan muchas fuerzas y

aun es posible la r etirada sin menoscabo y deshonra para nues–

tro ejército, considerando una t emeridad esperar al enemigo en

estas condiciones;-á lo que el General Apari cio cont estó: Que

creiá firmemente que se ll evaría

á

cabo el armisticio, y que en

caso contrario esperaría la noche para r etirarse, pues el enemi–

go no le traería el ataque, acostumbrado, como estaba,

á

espe–

rarlo manteniéndose

á

la defensiva.

Desde hacia varios días, mientras se organizaban los trabajos

de la paz y se convenía el armisticio, el ejército revolucionario

marchaba lentamente de las puntas del Rosario á las puntas de

San Juan.

El enemigo,

siguiéndolo á

la distancia, mar–

chaba tambien con la misma lentitud, lo cual contribuyó mas

y

mas para robustecer la creencia de que el armisticio se rea–

lizaría, suponiendo todos que el General Castro procedía de

aquella manera porque participaba igualmente de los deseos

generales de la pacificacion.

En este órden marchaban las cosas cuando el dia 16, víspera

de la batalla, encontrándose acampado el ejército r evoluciona–

rio en las puntas del arroyo San Juan, se aproximó el contrario

hasta ponerse casi arroyo por medio con los revolucionarios.

Esta circunstancia, que se juzgó favorable por e l General

Aparicio para la realizacion del tan anunciado armisticio, dió

iugar, sin embargo, como medida precauciona!, para que dis–

pusiera tender la línea de batalla y esperar, en esta posicion,

que se desarrollaran los acontecimientos.

Toda la noche del 16 pasó con la línea tendida, y en cuanto

amaneció el dia 17 marcharon en formacion cerrada, en una

sola masa, hácia la estancia del Sr. Suffren, situada en la cu–

chilla de los Manantiales de San Juan (1). Llegados á este

p.unto, que fué donde se dió la batalla, quedó tendida la línea

en el órden siguiente, como puede verse en el plano correspon–

diente:

(1) El hermoso establecimiento de la estancia del Sr. Suffern,

fué

casi destruido por la• balas

de cañon de la artilleria del gobierno,

y

despues saqueado por dichas fuerzas que acamparon

esa noche allí.

Posteriormente el Sr. Suffern, apoyado por el Ministro Inglés, reclamó al

gobierno de Batlle los daños y perjuicios que le habían ocasionado sus tropas; pero

á

pesar de

toda la justicia que Je asistía, fué desoída su reclamacion.