-
45 -
incorporado al ejército condu'ciendo una nota del Gobi erno
Argentino, cambiándose entr e ambos el siguiente diálogo en
los momentos que se tendió la
línea de los Manantiales:
-General, dijóle el Coronel Palomeque,-soy de opinion que
debe evitarse la batalla, porque nos faltan muchas fuerzas y
aun es posible la r etirada sin menoscabo y deshonra para nues–
tro ejército, considerando una t emeridad esperar al enemigo en
estas condiciones;-á lo que el General Apari cio cont estó: Que
creiá firmemente que se ll evaría
á
cabo el armisticio, y que en
caso contrario esperaría la noche para r etirarse, pues el enemi–
go no le traería el ataque, acostumbrado, como estaba,
á
espe–
rarlo manteniéndose
á
la defensiva.
Desde hacia varios días, mientras se organizaban los trabajos
de la paz y se convenía el armisticio, el ejército revolucionario
marchaba lentamente de las puntas del Rosario á las puntas de
San Juan.
El enemigo,
siguiéndolo á
la distancia, mar–
chaba tambien con la misma lentitud, lo cual contribuyó mas
y
mas para robustecer la creencia de que el armisticio se rea–
lizaría, suponiendo todos que el General Castro procedía de
aquella manera porque participaba igualmente de los deseos
generales de la pacificacion.
En este órden marchaban las cosas cuando el dia 16, víspera
de la batalla, encontrándose acampado el ejército r evoluciona–
rio en las puntas del arroyo San Juan, se aproximó el contrario
hasta ponerse casi arroyo por medio con los revolucionarios.
Esta circunstancia, que se juzgó favorable por e l General
Aparicio para la realizacion del tan anunciado armisticio, dió
iugar, sin embargo, como medida precauciona!, para que dis–
pusiera tender la línea de batalla y esperar, en esta posicion,
que se desarrollaran los acontecimientos.
Toda la noche del 16 pasó con la línea tendida, y en cuanto
amaneció el dia 17 marcharon en formacion cerrada, en una
sola masa, hácia la estancia del Sr. Suffren, situada en la cu–
chilla de los Manantiales de San Juan (1). Llegados á este
p.unto, que fué donde se dió la batalla, quedó tendida la línea
en el órden siguiente, como puede verse en el plano correspon–
diente:
(1) El hermoso establecimiento de la estancia del Sr. Suffern,
fué
casi destruido por la• balas
de cañon de la artilleria del gobierno,
y
despues saqueado por dichas fuerzas que acamparon
esa noche allí.
Posteriormente el Sr. Suffern, apoyado por el Ministro Inglés, reclamó al
gobierno de Batlle los daños y perjuicios que le habían ocasionado sus tropas; pero
á
pesar de
toda la justicia que Je asistía, fué desoída su reclamacion.