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No terminaremos esta cr ónica sobr e los acontecimientos de
Mansevillagra, sin hacer mencion especial sobre el artículo
que reprodu cimos, escrito en una de estas noches que se
dormía con el a rma al brazo esper ando el combate para el
día siguiente, por uno de los mas distinguidos literatos r evolu–
cionarios q ue sufría á la par de los demás sold ados las penali–
dades de la guerra, y en el cual se descri be de mano maestra la
situacion del ejército r evolucionario en la hora del silencio
y
en
la noche anterior á una batall a . Despues de dicho artículo,
trascribimos todos los documentos r elativos á es tos sucesos,
consistiendo ellos en fragm entos de cartas, noticias de diarios
y
la proclama dada por el General Aparicio al romperse el
armisticio el dia 26 de
]
unio.
LA VÍSPERA Y EN LA HORA DE SILENCIO
• El espléndido brillo de millares de fogones, semejando
á
las radiantes
iluminaciones de una ciudad grandiosa, 6
á
las rojizas antorchas de uu inmenso fes–
till, indica el campamento del ejército revolucionario en medio de una noche
serena del Otoilo. Las tinieblas se
Ps~ieaden
por los desiertos, envolviendo en
el silencio sus mútuos misterios. ¡Tristes desiertos que tan tas escenas presea–
ciaroll de nuestra eterna tragedia, así como tan tas hecatombes iluminaron la
clnridad de los astros, tantas nubes de angre cruzaron sus cielos apacibles, tan–
ta quejas
y
tan to llaa to llevaron en sus álas las puras auras, tan tos secretos hor–
rendo ocullaro n en su seno ombrio los bosques silenciosos, tan tos cadáveres
arrastraron los ríos solitarios sobre el cieno de sus orillas!
>
Eslrailos rumores inundan el espacio; de cada fogon brota un murmullo
que se apaga al in taate como la chi pa fugaz que desprende: de vez ea
cuando los lejanos cantares al son de un sublime instrumento dan tregua á la
monotonía
y
embargan el ánimo en suave embeleso. En cada fogon, en cada
tienda, en cada grupo, se habla del pasado proceloso, se pronuncian los nom–
bre de la épocas culminantes, las palabras de patria, libertad, derecho, por–
venir.
>
E l campamen to de un ejérci to revolucionario es el admirable conjunto de
donde fluyen las corrientes del bien
y
del mal;
allí
se fusionan las esperan–
zas puri imas brot:ida de las impresione solemnes, los sentimientos grande
y In ambiciones mezquinas, las a piracione santa
y
los ideales profundos.
Lo grande
y
lo pequeño, lo p'érfido
y
lo laudable, hundiéndose con estrépito
ea la
,.¡
pera olemoe del combate, en e a fragua devoradora del progre o
violento que omete las alma
á
su influjo, lo corazone todos
á
un indefinido
ardor.
¡
ué hor:i imponente, que momento de sublime medilJlcion
!
>
E l clarin hace re onnr en medio de la oledad de la noche la nota pro–
longada 'del ilencio,
y
en la iomen idad del de ierto vá
á
encontrar una
repeticinn lógubre
y
tri
te como
éco
erdido de un:i
hi
toria doloro . Los
rumores e trano cesan derre ente, apógan e lent mente
la
antorcb del fes-