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empeño al cumplimiento de la mision que la mano de la natura–
leza nos ha confiado-la de propenderá que la paz y la armonia,
sean inalterables entre nuestros hermanos
y
vecinos la Repúbli–
ca Argentina y el Imperio del Brasil.
»
Explicado asi el pensamiento revolucionario y seguros de
que los habitantes todos deseen como nosotros, ver al frente de
los destinos del pais un gobierno de órden, de moralidad y pro–
greso, no podemos dudar de la victoria.
»
¡Quiera el cielo que ella no sea incruenta, y que nuestros ad–
versarios se detengan ante una resistencia inútil, ahorrándose la
preciosa sangre oriental, tan estéril y abundantemente derrama–
da en holocausto del fatalismo de los partidos!
Timoteo Aparicio-Anacleto Medina-Angel Muniz.
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IV
La r evolucion, compuesta al principio solamente por un pe–
·queño grupo invasor, llegó á tener un dia más de ocho mil
hombres, en su totalidad voluntarios y en su inmensa mayo–
ria compuesta de ciudadanos orientales, formando un ejército
regular de las tres armas, caballería, infantería y artilleria.
Llevó á cabo hechos de armas de gran importancia, como
las batallas de Severino, Corralito, Sauce y Manantiales, otras,
sin precedente en nuestro país, como la toma de la inespugna–
ble fortaleza del Cerro, que rechazó en la guerra grande
varios ataques respetables y por fin, hechos brillantes como
los combates de Dolores, Union y Cardoso.
Lo que ningun ejército ha tenido en la República, una im–
prenta, la tuvieron los revolucionarios conducida desde Buenos
Aires por el Sr. D. Agustin de Vedia, y se editaron tres pe–
riódicos,
La R evolucion, El País
y
El Molinillo,
dirigidos
por los ilustrados escritores, el Sr. Vedia, ya nombrado, el ma–
logrado D. Francisco A. Lavandeira y D. Francisco X. de
Acha.
Alcanzó á tener tal importancia la revolucion, que el Bra–
sil llegó hasta hacerle proposiciones que fueron rechazadas
patrióticamente, y el mismo gobierno. de Buenos Aires, des-