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- XIV -

empeño al cumplimiento de la mision que la mano de la natura–

leza nos ha confiado-la de propenderá que la paz y la armonia,

sean inalterables entre nuestros hermanos

y

vecinos la Repúbli–

ca Argentina y el Imperio del Brasil.

»

Explicado asi el pensamiento revolucionario y seguros de

que los habitantes todos deseen como nosotros, ver al frente de

los destinos del pais un gobierno de órden, de moralidad y pro–

greso, no podemos dudar de la victoria.

»

¡Quiera el cielo que ella no sea incruenta, y que nuestros ad–

versarios se detengan ante una resistencia inútil, ahorrándose la

preciosa sangre oriental, tan estéril y abundantemente derrama–

da en holocausto del fatalismo de los partidos!

Timoteo Aparicio-Anacleto Medina-Angel Muniz.

'>

IV

La r evolucion, compuesta al principio solamente por un pe–

·queño grupo invasor, llegó á tener un dia más de ocho mil

hombres, en su totalidad voluntarios y en su inmensa mayo–

ria compuesta de ciudadanos orientales, formando un ejército

regular de las tres armas, caballería, infantería y artilleria.

Llevó á cabo hechos de armas de gran importancia, como

las batallas de Severino, Corralito, Sauce y Manantiales, otras,

sin precedente en nuestro país, como la toma de la inespugna–

ble fortaleza del Cerro, que rechazó en la guerra grande

varios ataques respetables y por fin, hechos brillantes como

los combates de Dolores, Union y Cardoso.

Lo que ningun ejército ha tenido en la República, una im–

prenta, la tuvieron los revolucionarios conducida desde Buenos

Aires por el Sr. D. Agustin de Vedia, y se editaron tres pe–

riódicos,

La R evolucion, El País

y

El Molinillo,

dirigidos

por los ilustrados escritores, el Sr. Vedia, ya nombrado, el ma–

logrado D. Francisco A. Lavandeira y D. Francisco X. de

Acha.

Alcanzó á tener tal importancia la revolucion, que el Bra–

sil llegó hasta hacerle proposiciones que fueron rechazadas

patrióticamente, y el mismo gobierno. de Buenos Aires, des-