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XVII -

no suyo, concentrándolas y unificándolas para la accion, las

fuerzas vivas é independientes de un partido político.

n

Era acaso la personalidad que mas encarnaba las virtudes

y los defectos geniales del centro en que desarrollaba su acti.

vidad y su enerjia. Alistado bajo las banderas de una causa

política, le fué siempre fi el, baj o el punto de vista de las incli–

naciones y de las pasiones dominantes en su naturaleza, y nun–

ca le escaseó el sacrificio ele su fortuna ni de su bienestar.

»

Intrépido é implacable durante la lucha, nunca abusó el

General Aparicio de la victoria, ni se manchó con la sangre.de

los enemigos desarmados é impotentes, dando en ese caso ejem–

plos de generosidad y ele justicia. Su nombre solo, fué una

una bandera, y sus amigos como sus adversarios tenian la con–

ciencia de que, allí donde se ajitase esa bandera, se reuniria una

fraccion importante de los elementos naci onales, que era nece–

sario tener en cuenta, contemplar y r e petar.

:->

Muy pocos caudillos han tenido tanta influencia sobre las

masas populares de nuestro país, y han abusado menos de esa

infi uencia nacida no de la imposicion, de la violencia, sino del

prestigio que dan el valor y el heroismo.

»

El General Aparicio ignoraba los primeros rudimentos de

las letras, pero eso no impidió que escribiera su nombre en las

pájinas de nuestra historia, y que, en nombre ele su heroismo,

al frente de sus !ejiones, conquistara el derecho de vivir en paz

en la tierra amada, y de ejercer, al amparo de las instituciones,

los derechos inherentes á la condicion de ciudadanos de un p ue–

blo libre.

n

Su espíritu no recibió la luz de la instruccion y de la cien–

cia para dirigirse en los escabrosos senderos de la vida y de

la política, pero su corazon lati a fuertemente ante los dol ores

y las tri stezas de la patria oprimida y atormentada. Viviendo

asi, en la oscu ridad y en la soledad del ostracismo, iban á r e–

percutir en su pecho los lamentos y las quejas de la patria le–

jana, como si se sintiese unido

á

ella por una misteriosa ar–

teria. Fué asi que no tardó en acudir á su llamamiento, como

una aparicion fantástica,

á

la cabeza ele un pequeño g rupo de

valientes, que fué poco ele pue la mayo r parte de la poblacion

nacional movilizada para la lucha. ·

»

Armado de su formidable lanza, al fr ente de sus legione ,

vencedor en ca i todos lo

encuentros, aunque no recogiese

todo el fruto de u victoria , dueño de casi todo el país, héroe