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Dia 29

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Este fué el dia de mayores novedades en el sitio de

Montevideo del año 70.

En !as primeras horas de la madrugada, con asombro de pro–

pios y estraños, se tomó la invencible fortaleza del Cerro; cau–

sando este hecho pésimo efecto, como era natural que sucedie–

ra, entre las fuerzas de la plaza sitiada.

La toma del Cerro no fué una traicion de las fuerzas que lo

guarnecían como se p ermitió decir el jefe de la fortaleza en una

carta que se publicó en Montevideo y que nosotros :reproduci–

mos aquí, ni es cierto tampoco que solo tuviera de guarnicion

la gente que en dicha carta se asevera, pues de ser así, como

el mismo Sr. Jefe se encarga de desmentirse en los partes an–

teriores, no hubieran llevado á cabo las proezas de que tanto

alarde hace en ellos.

La toma del Cerro fué un golpe audaz ideado por los jefes

revolucionarios que estaban de destacamento en aquel paraje;

golpe audaz que lo mismo que tuvo buen éxito pudo fracasar

pereci"endo todos barridos por la metralla de la Fortaleza.

Los Coroneles Juan P. Salvañach, Máximo Layera y José

L. Mendoza, como los Comandantes Veles y Carreras, que eran

losjefes á que nos referíamos, hombres acostumbrados en nues–

tras luchas á llevar á cabo empresas atrevidas sin detenerse

á pesar las dificultades y peligros que pudieran sobrevenir,

proyectaron el avance no contando con mas recursos ni com–

binaciones que con sus propios elementos; supusieron fácil

sorprender durmiendo á la guarnicion y tuvieron la suerte de

conseguirlo.

Esta es la verdad exacta de los hechos, siendo falso pues, ab–

solutamente falso, que hubiera habido traicion por parte de

nadie.

Este dia tambien tuvo lugar el sangriento combate de la

Union, provocado por las fuerzas de la plaza de Montevideo

pretendiendo obtener la revancha del golpe sufrido por la toma

del Cerro, y con el objeto de levantar el espíritu de las tropas

que había decaído casi por completo al tener noticia de aquel

suceso.

Hé aquí como pasaron uno y otro hecho de armas:

TOMA DEL CERRO

El Cerro se tomó, como ya lo hemos dicho, en la madrugada

del 29 por las fuerzas que mandaban respectivamente los Coro-