Table of Contents Table of Contents
Previous Page  223 / 840 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 223 / 840 Next Page
Page Background

-

177 -

El Coronel Salvafíach,

fué

nombrado jefe de la Fortaleza y

el Comandante Veles, segundo jefe; en cuyo punto estuvieron

hasta el dia que se levantó el sitio, abandonándolo despues ele

haber sacado las armas que se pudieran ll evar y prenderle

fuego al r es to.

He aqui la carta del Comandante Mendoza:

"

Sr. Dr. D. José P. Ramirez .

" Estimado Doctor:

" La presente tiene por objeto hacerle una

relacion verídica del triste su–

ceso del Cerro, no tanto por sin cerarme yo, cuanto porque se defina de una

vez ese hecho y no dé cada uno su opia ion aislada á ese respecto.

" La guarnicion de la

fortaleza se componia de

20

hombres de caballeria,

que no sabian cargar un

fu sil, de 8 inválidos y de

12

Guardias Naciom1les

cuyo conjunto Vd. comprende bien, no podia llenar las exigencias de un ser.

vicio rigoroso. Añada V d. á eso, que

la guardia de servicio esa noche estaba

en connivencia con el enemigo y dígame doctor, si era posible resistirse contra

un batallen de catalanes, cuyo arroj o y aptitudes para ese género de empre–

sas seria locura negar,

sostenidos por una reserva nume1osa y provistos de

todos los enseres para un a5alto, como escaleras, etc., las que dejaron que ar–

maran las centinelas de la guardia, y por las c,uales treparon por s;eis diitintos

puntos, pues las llaves del porten estaban en mi poder.

" Sin embargo, en med io de esa con fusion espantosa de vivas y de bala–

zos, logré ganar la azotea con dos ó

tres oficiales y desde allí hablé

á

la

tropa para que saliera afu era de las cuadras, pues

á

los primeros tiros se ha–

bia encerrado con sus oficiales y viendo que eran inútiles mis esfuerzos, pues

una vez que quisieron salir fueron recibidos por una descarga de la cual mu–

rieron dos y estando rodeados de enemigos por todas partes siendo el blanco

de las balas enemigas y queriendo salvar las vidas de mis compañeros, capi–

tulé desde arriba obligándose ellos á respetarme

la vida

tanto á mí como

á

todos. Bajé al patio, hice salir de las cuadras

á

la tropa y fuimos conducidos

prisioneros al campamento enemigo, donde el General Aparicio me habló largo

rato y concluyó por darme un pase hasta la ciudad

á

y

á

mis oficiales, de

los cuales uno solo prefiri ó quedarse en campo enemigo.

Esta es la verdad

de lo acaecido y debo advertirle D octor que dia

á

dia por escrito y verbal–

mente había pedido, conociendo la imuficiencia de

h

guarnicion, un refuerzo de

infantería, el que me había sido negado por el gobierno.

" Por lo demás, viejo soldado del partido colorado, solo sieuto que mi

nombre se vincule

á

traicíon, y aunque

a~atido

p•>r una gran desgracia, crea

que guardo intacta la sinceridad de mi conciencia.

'' Me objetan algunos, que en los nueve años de sitio

el

Cerro jamás fué

tomado, pero en ese tiempo la guarnicion era relevada cada 8 días, no dando

lugar así á que pudiera ser minada por el enemigo.