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Héctor S. Soto, Eusebio Conlazo, fartin Rivadavia, Américo
Riga, Zotilla, Alzarate y Erauzquin.
El enemigo en la Union solo encontró en el primer momento
gente suelta, sin organizacion de ning una esp ecie, en su mayor
parte juventud de Montevideo, que lo r ecibió dignamente sin
embargo, pues ya en las aceras ó en el med io de las calles, ya
parapetados en el céleb re Colegio y en los altos de la Confite–
ria Veneciana y en otros puntos, dirijidos por los Coroneles
Arrue, Britos y Cortina y por Pedro Brun, Andrés Carr eño y
otros, hicieron una resistencia heróica al mismo General Batlle
que con la artilleria y la columna mas fuerte les hacia un fue–
go mortífero. El General Bastarrica y los Coroneles Amilivia,
Chalá, Visillac y Guruchaga peleaban tambi en como unos hé–
roes posesionados de la Plaza de Toros
y
en las mismas calles
de la Union. Por último, el Coronel Pampillon, con ese arrojo
temerario que lo caracteriza, trájoles á sus enemigos varias
cargas de caballeria.
Una hora, poco masó menos, duraria el combate; el triunfo
estaba indeciso, ni unos ni otros avanzaban ó perdian t erreno,
los muertos y heridos eran iguales por ambas partes; pero de
repente se produce un pánico en las fuerzas del gobierno: «nos
cortan,) «nos cortan> se oia por do quier, y sin órden, en com–
pleta derrota, desoyendo la voz de sus jefes, emprenden una
retirada bochornosa hácia la capital, huyendo por todas partes
y dejando una pieza de cañon abandonada en la calle real, que
despues se bautizó con el nombre de «Olvido> por haber
dicho un diario de Montevideo que la habian dejado olvidada.
La columna del General Medina, de que ya nos hemos ocu–
pado, que bajaba por el camino de la Figurita, y las fuerzas
que habian r e unido los Generales Aparicio y Muniz y que se
aproximaban á la Union, eran lo que habia producido esta alar–
ma inusitada.
Los r evolucionarios no supieron aprovechar este momento, ó
mas bien como ya lo hemos dicho, no estaban bien 0rganizados
y los tomó de sorpresa es ta derrota. De lo contrario, una carga
de las caballerias por el centro y otra por r etaguardia, cortán–
doles la r etirada
á
los enemigos, operaciones que pudi eron
practicar los Generales Aparicio, Muniz y Medina, en combina–
cion, les dá ese dia el triunfo completo, pues en las trincheras
de la ciudad no habia quedado mas gente que el batallon
( Union
»
al mando de don Federico Paullier, que alentó
á
las