CAPÍTULO VI
Combate caballeresco
El t erritorio de la República Oriental ha sido dotado con
pródiga mano por la natu raleza. Es t mplado u clima, feraz
su suelo que contiene vali osas riqueza
inexploradas todavia
y está surcado en todas direcciones de caudalo o
rio
innu–
merables arroyos que riegan con profu ion u
f
rtil e campiñ as.
Bosques casi impenetrables,
ub i ten aun denunciando su
g randeza de otros tiempo y frago a
ierra
en capricho a
agrupaciqnes se extienden al
orte y E t
del paí , levantando
hasta tocar las nub e
la
empinadas cumbre de u elevado
cerros.
Su terr eno acciden tado se componed una uc
ion de altas
cuchillas, qu e forman á cada pa o vall
ma ó meno dilatado ,
en cuyo fondo se de lizan siempr e la man a aguas d 1 mode t o
arroyuelo ó las rizadas onda de cri tali no rio.
La poblacion que aumenta ince antem nt , va poco
á
poco
despojando de sus tupidas , verdes gala , la
pes
flore ta ,
ab riendo camino en el corazon mi mo
el
la
ierra , e hanclo
puentes por doqui er para faci litar el pa o de lo arroyo y
am–
b iando asi paulatinamente la pintoresca y agr e. te
fi
onomia prL
mitiva que antes ofrecia el t erritorio ori ental.
Las duras faenas de la ganadería han ompu sto y
er án por