- 78 -
de los blancos, y en el caso de poderles privar el saqueo del pueblo de Minas,
que esta gente había decretado.
>
Dos horas hacia apenas que la gente estenuada de cansancio pensaba en
churrasquear, pue la carne de la carneada no se había aún traído para las
cuadras, cuando tuvimos noticias que el enemigo, á tres leguas de distancia,
despues de una marcha forzadísima, se hallaba carneando.
• Se ordenó que dejáramos la carneada, y e'nsillando
á
boca de noche em–
prendimos de nuevo la marcha, pero con entusiasmo, pues la tropa toda sabia
que íbamos á avanzar el campamento de Aparicio; se dejaron los callones y
todo lo pesado bajo una fuerte custodia y nos encaminamos con un sigilo y
órden digno de todo elogio al campamento de Aparicio, situado en el Soldado,
es decir
1
tres leguas de este punto.
>
Llegamos á las
10
al punto indicado y contemplando los últimos resplan–
dores de los fogones enemigos, nadie dudó entonces de la derrota de éstos !
Hicimos alto, se compusieron los recados; la izquierda (costa misma del arro–
yo) la ocupaba el Coronel Manduca con su division fuerte de
700
hombres,
el centro mandado por un servidor y el ala derecha por el Comandante En–
ciso. En este órden íbamos á dar la carga, cuando los bomberos ó esplora–
dores nos dieron la noticia • que el enemigo había abandonado el campo,
dejando la carneada y vari35 armas.
>
• Entonces solo se pensó en el cansancio que nos acosaba, y despues de
algunas conjeturas se resolvió que amaneciéramos en el campo.
• A medio desensillar ( pues solo se desenfrenó y se sacaron los cojinillos)
descansamos hasta la madrugada del dia 28
1
que amaneció lindísimo y descu–
briendo hasta legua y media de distancia se resolvió mandar un escuadron en
busca del enemigo; desensillamos y se soltó la caballada-y cuando pensába–
mos churrasquear con las resrs que nos habían dejado los blancos, sentimos
uno que otro tiro de guerrilla y al mismo tiempo vimos un chasque que bus–
cando el Cuartel General, venia gritando al pasar por los campos: '' ensillar
que ahi están los blancos." Ensillamos con una ligereza imponderable, avi–
vándose cada vez mas el fuego de las guerrillas.
• El General mandó en el acto que la Division de Manduca se pusiera al
galope y hostilizara todo lo que pudiera al enemigo.
• Apenas habria dos leguas de distancia entre los
bandi'dos
de Aparicio y
el ejército nacional.
• E l General formaba la reserva y
á
trote y galope alcanzamos á un tiempo
en las Espuelitas al enemigo.
>
El Coronel Carabajal, viendo que la proteccion venia allá
á
unas diez
uadras de la vanguardia, cargó á fondo y penetró hasta el centro de la co–
lumna enemiga, el que viendo su derrota inevitable hizo un movimiento de–
sesperado. Aparicio con el cuadro de oficiales parapetóse de una azotea que
se hallaba en la orilla del camino, cargó casi por un flanco y logró contener,
despues de un rerudo entrevero, la carga que el Coronel Manduca llevaba con
tanto arrojo.