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REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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'Elxtraordinario documento corrió de mano en mano
e ntre los J esuitas y cortesanos, basta que alg upos ca–
tólicos emi nentes en quienes el fanatismo no babia
-extinguido el amor
á
la patria, proporcionaron una
-copia al Embajador holandés, el cual la puso en ma-
nos de Jacobo, que lleno de agitación la calificó de
vil trama imaginada por algún libelista de Holan–
da. El Ministro- respondió resueltamente poder pro–
bar lo contrario, citando en su apoyo el testimo–
nio de varios miembros distinguidos de la Iglesia
de S. M., y añadiendo aún que no sería difícil señalar
ai autor, quien, después de todo, no había hecho sino
-escribir Jo que multitud de sacerdotes y revoltosos
políticos repetían diariamente en las galerías de Pa–
lacio. El Rey no juzgó oporluno preg·untar quién
era el autor, sino que, prescindieildo de la califica–
ción de falsedad, protestó con g ran vehemencia y
~olemnidad
na haber abrigado nunca la idea de des–
heredar
á
su hija mayor.
«Nadie,
decía,
se 11a atrevido
nunca
á
indicarme semejante
co.sa,ni yo le hvl;iera escucha–
do. Dios no nos manda propaga1· la verdade1·a 9·eligi6n p01·
medio de la injusticia, y ésta hvl;iera sid.o la más
in/
ame
y
lio?'1ible de todas las in/usticiasn
(1). A pesar de tau vehe–
mentes protes tas, pocos días después Baril!on escribía
á
su corte que Jacobo empezaba
á
prestar oídos
á
los
que hablaban de alterar el orden en la sucesión
á
la
corona; que la cuestión era,
á
no dudar, muy delicada,
mas que podría esperarse que con tiempo y discre–
-ción se hallaría modo de hacer pasar la corona
á
al–
g ún católico, exciuyeudo
á
las dos Princesas (2). Du ·
meurer comme
esclave~
du Diable .> -Hállase este documento en
los archives dt1 Francia
y
Holanda.
(1) Citters, agosto
6 (l6J
y
17
(21),
1686:
Barillon, agosto 19 (29).
(2) Bariilon, setiembre 13 (23), 1686. •La su ccession est une ma–
tiere fort délicnte a traiter. Je sais pourtant qu' on en parle au.