50
LORD MACAULAY.
las del
Libro
de
estatutos?
Por largo tiempo tan terri–
bles aprensiones habían atormentado á los malos con–
sejeros,
y
a:lg unos de ellos habían ll egado á imaginar
extraños
y
desesperados remedios. Apenas había su–
bido al trono Jacobo, cuando empezó en Wbiteball á
correr el rumor de que si lady Ana se convertía al
catolici mo, tal vez pudiera lograrse, con ayuda de
Luis XIV, trasmi tirl e el derecho hereditario de su
hermana mayor. En
la
Embajada francesa mereció
tal proyecto la
má~
entu ia ta aprobación, y opinaba
Bonrepaux _que sería fácil alcanzar el consentimiento
de Jacobo (1). Sin embargo, pronto se vió claramente
que la adhesión de Ana á la Iglesia nacional era in–
quebrantable, abandonando. por tanto, todo pensa–
miento d hacerla reina. E to no impidió que aún bu ·
biese un pequeño g·rupo de fanáticos que conti nuaran
alimentando la esperanza de poder alterar el orden de
sucesión. El plan que se proponían fué redactado en
una minuta, de la cual se conserva una d te tabl
traducción francesa. Era de e perar, decían ellos, qu
el Rey pudiera establecer la verdadera
fe
sin tener
que acudir
á
medida extremas. Pero ca o de que su–
cediese lo peor, siempre podría dejar la corona á dis–
posición de Luis XIV. Mejor era para los ingleses er
vasallos de Francia que esclavos del demonio (2). Este
(11
•Qunnd on connoit le dednn de cette cour aussi intime–
ment que je Ja connois, on peut croire que sa Maje té Brita.nniqu 1
donnera volontiers dans ces sorles de projets.•-Bonrepaux á
Seignelay, marzo
18
(2.'l),
1686.
(2)
•Que, qunnd pour étnblir la réligion Cntholique et p:mr la
conftrmer icy, il (Jacobo¡ devroit se rendre, en quelque rai;on
dependan t de In France. et mettre la dé:ision de Ja succession á In
couronne entre les mains de ce monarque-lá, qu'il serollobligé de
le !aire, parcequ'il vaudroit mieux pour ses suje qu'ils devi.ns-
ent vassaux du Roi de F rance, étant Catholiquea, que de de-