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LORD MACAULAY.
de beneficios eclesiásticos tratarían de remediar la
suerte de los que tanto habían sufrido por las leyes de
InglatP.rra
y
por Ja reli gión protestante. La Comisión
eclesiástica·, para evitar esto, declaró"'que los profeso–
res expulsados no podrjau ser adfllltidos en benefi–
cio alguno,
y
aquellos que aun no habian recibido
las sagradas órdenes fueron también declarados inca–
paces de ingresar en el sacerdocio. Jacobo pudo,
pues, regocijarse con la.idea de haber reducido á mu–
chos, de una situación' en que se veían rodeados de
comodidades
y
tenían ante sí el más halagüeño por–
venir, á la indigencia
y
á la miseria.
Pero todas estas severidades produj eron efecto dia-
. metralmente opuesto al que se·pr6tendía conseguir.
El espíritu del pueblo inglés, aquel espíritu 0bstinado
y resistente que la experiencia no hizo nunca conocer
á ningún rey de la casa de Estuardo, se levantó al·
tanero
y
fuerte contra la injusticia. Oxford, la tran -
quila sede. del saber
y
la lealtad, se hallaba en un es–
tado muy semejante al de la City de Londres en la
mañana siguiente á Ja tentativa de Carl os I para apo–
derarse de los cinco diputados. El Vicecanciller babia
sido invitado á comer con los comisarios el' mism0
día de la expulsión. Se negó
á
aceptar el convite.
«Mis
aficione~,
dij o,
diji.ei·en de las del coronel Kirke. Yo no
1medo comei· con apetito bajo una !torca.»
Los estudiantes se
negaron á saludai• á los nuevos profesores de Mag–
dalene Col!t,ge. Smith era de. ignado con el sobre–
nombre de Doctor Bribón
(Rogiwi·y)
y fué insultado
públicamente en un café. Cuandq Charnock invitó á·
los
Demics
á que hicieran sus t.jercicios académicos
ante él, recibió por respuesta que se les había privado
de sus jefes legítimos . y no estaban dispuestos
á
so–
meterse á una autoridad usurpada. Reuniéronse apar–
te, así para el estudio como para el servicio religio. o.