FF.VOLUCJÓN DE JNGLATERRA.
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d un ·cebo para hacer caer
á
un eclesiástico en el
perjurio. Hougb contestó con cortés desprecio que
sólo pedía
á
la Corona Justicia como otro cualqu"i"era.
«Nosotros,
dijo,
tenemos q?'e c1,mplvr miest1·os estatutos y
j?wamentos; pe1·0 aun prescindiendo de esn, tenemos también
que defende1· nuestra ?'eligión. Los católicos nos han ?'obarlo
ya U1ii·versity College; nos han 1·obado también Clt1·ist Clt'Wi·cli,
y allora (!rettan de an·ebatarnos llfagdalene College. P?'onto
teiul!rán todo lo
derr.ás.
»
Penn tuvo
Ja candidez de responder que creía sin–
ceramente que los católicos se contentarían con esto .
"University,
dijo,
es un colegio muy agradable. Christ
Clmreli es un lugai· sobe1·bio. lfagdatene es
1m
he'l'moso edifi,
·
cío,
mwy
bien situado y con de liciosos JJaseos á O?"illas (lel
río. Si los católicos son 1·azonables deben esta?· satisfechos.»
Tan abstlrda declaración sirvió sólo
á
hacer imposible
que Houg·b y sus coleg·as cediesen. Rompióse la ne–
gociación, y el Rey se apresuró
á
anuuciar
á
los des–
obedientes, como ya les habla amenazado, que ahora
verían lo que era incurrir en su desagTado.
XVI.
E VÍA E
Á
OXFORD UNA OMI IÓN EOLESJÁSTJCA
ESPEOJAL.
ombróse una comisión eclesiástica especial, com–
puesta de Cartwrigbt, obispo de Obester, Wrigbt,
Ohief Ju tice del Banco del Rey,
y
si r Tomás J en–
ner, barón del Tesoro, con encargo de hacer una vi–
sita judicial al Colegio. El 20 de octubre lleg·aron
á
Oxford, e coltados por tres escuadrmes de caballeria,
con las e pada desnudas. A Ja mañana ig·niente los