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LORD i\IA AULAY.
á los mü:mbro de Magdalene Colloge. Dióso por.res–
puesta á sus amenazadoras advertencias que en la
generación anterior treinta y cuatro profesores, de
los cuarenta que formaban el clau tro, hablan aban–
don ado sin pe ar sus amados clau, tro y jardin es, u
gran sala y u capiJla, y e hablan encontrado en Ja
calle, si n saber dónde podrían comer
ó
dormir, antes
que vi olar u juramento de obediencia al
'obera110.
El Rey pretendía ahora. har,erles violar otro juram nto,
y pronto verla que a un alentaba en ello el antig uo
espiritu del
ologio.
Entonc·c Penn empleó lenguaje má
uave. Tuvo
una entreví ta con Hough y co n alguno· profeso–
res,
y
tra muchas prote ta do simpatía y amistad ,
hizo alguna
indicaciones para que admitieran una
tran acción . El Rey no podía tol erar la desobcdicu–
cia. El Colegio debla ceder, y Parker habría de ser
admitido . Por lo demá , se hallaba muy mal de
salu.J,
y
antes de mucho dejaría vacautc .todas i::us
empleo .
«El doctor Hoi1gh,
decía Penn,
podrá ser enton–
ces Obispo de Ow/01·d. ¿.Vo os pa1·ece,
seiioi·es?n
Penn
e
habla pasado Ja vida declamando contra e culto pa–
gado. osteui11 qu e e taba obl igado á negarse al pag o
de lo
diezmos, aun en el ca o de haber comprado
fincas sujeta
á
tales carga y do haber
tenido e n
cuenta el valor de Jos diezmo al comprarla .. 'eg-ún
sus principio , cometería un g ran pecado intcrvini n–
do para alcanzar un beneficio ele iá tico, aun en lo
término má honro o y tra ' ndo o del má piadoso
de lo clérigo . P ro las mala compañía , de tal modo
habían corrompido u co tumbres,
y
basta tal pu nto
babia o cu r cido u intelig ncia el celo de ordenado
por un solo objeto, que in el m oor e crúpulo trató
d
inducirá otro
á
incurri r en la imonía má.'! de -
honrosa,
irviéudo e de Ja dignidad episcopal como