LORD MACAULAY.
X.
LA ELECCIÓN.
Llegó el 15 de abril y nuevamente se reunieron los
-catedráticos en su capilla. Aun no se había recibido
contestación de Vlhitehall. Dos ó tres profesores de
los ancianos
(seniors) ,
entre los cuales se hallaba
Smith, opinaban por que se aplazase la elección nue–
vamente; antes que tomar una determinación que
podría excitar el enojo del Rey; pero el lenguaje de
los estatutos era claro
y
terminante, y todos los indi–
viduos de la Universidad habian jurado observarlos.
Opinión general fué, pues, no dilatar por más tiempo
la elección. Sig·uióse
á
esto un acalorado debate; los
electores estaban muy excitados para ocupar en aquel
momento sus puestos, y todo el coro resonaba con el
tumulto. Los partidarios de que se procediese inme–
diatamente
á
la elección invocaban en su apoyo sus
juramento y la regla establecida por el fandador,
á
quien debían la. subsístencia. Decían, con razón, que
el Rey no tenía derecho
á
imponerles su voluntad.
aun cuantlo se trfltase de un candidato leg·al. Algunas
expresiones desagradables
á
oídos toríes se escaparon
en el calor de la disputa, y Smith se indignó en termi–
nos de exclamar que el espíritu de Fergusou se había
apoderado de todos sus colegas. Resolvióse al fin, por
g ran mayoría, proceder inmediamente
á
la elección .
Charnock abandonó la capilla. Los otros pro
fesores,
después de recibir Ja Eucari.stia, acudieron
á
C.arsus
votos. La elección recayó en Juan Hough, hombre
eminente por su virtud y prudencia, el cual, después
de haber sobrellevado la persecución con fortaleza y
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