LORD MACAULAY.
ellos, doctor en derecho civil, levantó
una
tropa de
estudiantes y cayó peleando bravamente
á
su cabeza
contra los soldados de Essex. Cuando, después de ter–
minatla la guerra, los
Cabezas ?·edondas
fueron dueños
de Inglaterra, las seis séptimas partes de los profeso–
res se negaron
á
someterse
á
la autoridad usurpada,
lo cual les valió ser arrojados de sus casas y privados
de sus rentas. Después de la restauración, los que aun
sobrevivían regresaron
á
su ag-radable asilo. Una
nueva generación, heredera de sus opiniones y de su
espíritu, les había sucedido. Durante la rebelión del
Oesté, todos los individuos de Mag·dalene College
á.
quienes la edad ó la profesión no impedía empuñar
las armas, se apresuraron
á
acudir voluntariamente
en defensa de la Coroua. Difícil sería nombrar nin–
guna corporación del reino que pudiera presentar
más altos títulos á la gTatitud de la casa de los Es–
tuardos (1) .
Formaban el claustro un presidente, cuarenta pro–
fesorés, treinta escolares á quienes llamaban
Demies
y gran número de capellanes, escribientes y coristas .
Cuando la visita general, hecha en el reinado·de En–
rique VIII, eran las rentas del colegio mucllo mayo–
res que en ningún otro establecimiento de enseñanza
del reino, pues ascendían casi á la mitad más que las
de la magnífica fundación de Enrique VI en Cam–
bridge,
y
pasaban del doble de las que Guillermo
Wykeham había donado á su colegio Lle Oxford. En
tiempo de Jacobo II, eran inmensas las riquezas de
Magdalene College,
y
aun las exageraba la fama. De–
cíase entre el pueblo que las riquezas del colegio
sobr\)puj aban
á
las más ricas abadías del Continente.
Y cuando espirase el plazo de los arrendamientos-
(1) Wood,
Atltenre O.vonienses;
Walker,
uJrimientos det ctero.
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