REVOLUCIÓN DE l GLATERRA.
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de Londre . A pesar de hallarse en pleno invierno, el
tiempo era hermoso, el camino agradable y el ces–
ped de la llanura de
alisbury parecia blando re–
galo
á
oldados que habían tenido que atravesar lo
cenagosos camino
del Devonshire y del Som r –
setshire. Tenía que pasar el eJército
á
muy corta dis–
tancia de Stonehenge, y uno por uno Jo¡; regimien–
tos hicieron alto para vi sitar la misteriosa ruina, cé–
lebre en todo el Continente como la principal mara–
villa de nuestra Isla. Guillermo hizo su entrada en
' alisbury con la misma pompa militar que .habla des–
plegado en Exeter, y e alojó en el palacio que ocu–
para el Rey pocos días antes (1).
Vinieron entonce
á
aumentar su séquito los ondes
de Clarendon
y
Oxford
y
otras personas de alto ran–
go que ha ta hacía pocos días pasaban por celosos
realistas. También Citters acudió al cuartel general
holandés.Durante algunas semanas había estado poco
menos que prisionero en su ca a, cerca de Whit hall ,
bajo la COJ?Stante vigilancia de centinelas y espías.
in embargo,
á
despecho de los e pías, ó tal vez con
u ayuda, había logrado obtener noticias minuciosas
y
exactas de cuanto pasaba en Palacio,
y
una vez
provisto de valiosos detall es acerca de los hombres
y
las cosas, vino
á
a istir
á
las deliberaciones de Gui–
llermo (2).
(l) Whittle.
Diario ex acto;
Eachard,
lli toriacte la /! evolución .
(2) Citters. nov. 20 (30). dic. 9 (19), 1698.
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TOMO IV
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