REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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mento holandés. La mayor J)arte de sus soldados re–
g resaron
á
Salisbury, pero algunos que se habían
apartado del grueso de las fuerzas y que no sospe–
chaban los designios de su jefe, continuaron basta
Honiton. Allí se encontraron en medio de una fuerte
columna, perfectamente apercibida para recibirlos.
Totla resistencia era imposible. El jefe enemigo les
invitó á entrar al servicio de Guillermo, ofrecién–
doles, en gTatificación, la paga de un mes, que la
mayoría aceptó (1).
El 15 se recibió en Londres noticia de estos suce–
sos. Jacobo había estado toda la mañana de. muy
buen humor. El Obispo Lamplugb acababa lle pre–
sentarse
á
la Corte,
á
su llegada de Exeter, y había
sido muy bien recibido .
«lrlilord,
dijo el Rey ,
soiHeal–
mente ttn antig1to Oaballei·o.n
El Arzobispado tle York ,
vacante desde bacía más de dos años y medio, fué
concedido inmediatamente á Lamplugh como pre–
mio á su leal tad. Aquella tarde, en el momento en
que el. Rey se sentaba á la mesa, ll egó un correo
anunciando la deserción de Cornbury. Jacobo se le–
vantó sin probar bocado, comió una corteza de pan ,
bebió un vaso de vino y se retiró á su gabinete.
Supo de allí á poco que en el momento que se levan–
taba de la mesa, oJg·unos Lores, en quienes tenía la
mayor confianza, se ·estrecbaban la mano y se felici–
taban mutuamente en la galería vecina. Cuando es–
tas noticias llegaron á las habitaciones de la Reina,
ella y sus damas prorrumpieron en lágrimas y so–
llozos (2).
(l) Clarke,
Vida da
J acobo
11,
tom.
11,
215; Mem. orig.¡ Bur–
net,
1,
'190;
Diario de Clarendon.
15 de nov. 16H8¡
Gaceta de Lon -
1tres,
1'7 de nov.
(2) Clarke,
Vida de Jo.cobo 11,
tom.
11,
218¡
Diario de Clarendon,
15 nov.
1688;
Citters, 16 (26) de nov.