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LORD llfAOAULAY.
y
sus am igos y servidores le secundaron valerosa –
men te. Hubo un combate sang riento. La
milicia
per–
dió un oficial
y
seis ó siete hombres, pero al fin Jos-·
de Lovelace fueron vencidos, él cayó prisionero
y
fué–
enviado al castillo de Gloucester
(1
).
·xu x.
COLCHESTER Y ABINGDON.
Otros fueron más afortunados. El mismo día en que·
sucedia la escaramuza de Cirencester, Ricardo Sava–
ge, lord Colchester, hijo
y
heredero del Conde de Ri–
ves.
y
pad re, por amores ilícitos, de aquel infeliz poeta
cuyos extravíos
y
desg-racias constituyen uno de Jo
pasajes más teneb1:osos de la historia Hteraria, se p1:e–
sentó en Exeter seguido de uuos sesenta ó setenta
jinetes. Acompañábale el atrevido y turbul ento To –
más Wharton. Algunas horas después llegó Eduardo
·Russell, hijo del Conde de Bedford
y
hermano del vir–
t uoso aristócrata cuya sangre fuera derramada en el
cadalso. Anuncióse en seguida la llegada de otro per-
onaje aun más importante. Colchester, Wharton
y
Russell pertenecían
á.
aquel partido que había estado
siempre en guerra con Ja Corte. Al contrario, Jacobo
Bertie,
Conde de Abingdon, fuera mirado como uno
de los
defensor.esdel gobierno arbitrario. Habíase
manten ido fiel
á
Jacobo en la época del
bill
de exclu–
sión. Mi entras fué lord lugarteniente del Oxfordshire ,
había desplegado gran rigor
y
severidad contra lo
partidariol5 de Monmouth, y había hecho encender Ju-
(1)
Gacela de Londres,
15 de nov. 1688;
Diario de Luttrett.