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LORD l\IACAULAY.
era un altivo aristócrata, sin aquellos sentimientos:–
elevados que hacen á veces respetable la altivez aris·
tocrática. Los satíricos de la época le apellidaban
Lord
Todo
01"(J1~Uo.
Este orgullo era, sin embargo, suscepti–
ble de todo linaje de vicios innobles. A muchos admi–
raba que quien tenia idea tan exaltada de su dignidad
pudiera mostrarse tan miserable y bajo en todas las
cuestiones de dinero. Había inferido grave ofensa á
la Real familia, atreviéndose á pretender el corazón y
la mano de la Princesa Ana. Viendo el mal éxito de
su atrevimiento, había tratado de recobrar con baje–
zas el favor que su presunción le hiciera perder. Su
epitafio, escrito por él mismo, aun advierte á cuan–
tos visitaa la Abadía de Westminster, que vivió y mu–
rió siendo escéptico en religión; y sabemos por sus
1Iemo1'ias
que la superstición romana era tema favo–
rito de sus burlas y donaires. Y sin embargo, no bien
Jacobo subió al trono empezó á mostrarse muy incli–
nado á la religión católica, y últimamente en secreto–
se hacia pasar por converso. Tan abyecta bipocresia
fuera recompensada con un asiento en la Comisión
eclesiástica
(1) .
Ante aquel formidable kibunal compareció ac–
tua)mente el doctor Juan Pechel, vicecanciller de
la Universidad de Cambridge.
o era hombre de·
(1 ) Mackay,
Retrato cte Shef(telct,
con la nota de
Swirt;
átirn
de los cteclaranles,
1688;
Vida de Juan, Dur¡ue 1le Buc/cingham–
shire,
1129; Barillon, agosto 30,
1681
Poseo un epigrama manus–
crito de 1690 contra Mulgrave. No deja de ser ingenioso; los ver-
sos mf.s notables son:
·
Petera (Petre) to-day and Burnet to-morrow
Kna-ves of all sides and religbns he'll woo.
Corteja
á.
los tunantes de todos los par tidos
y
religiones; hoy
al
Padre 1:etre
y
mañana
á.
Burnét.