REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
l::f
nifestaran profundo horror cuando la conspiración
de Rye House. Cambridge no ólo babia destituido
á,
Monmouth de su cargo de canciller, sino que había
manifestado el aborrecimiento que le inspiraba su
traición de manera indigna de una sede del saber.
entregando
á
las llamas el lienzo donde el agrada–
ble rostro y figura del Duque fueran perpetuados por–
Kneller (1). Oxford, que estaba más cerca de los in–
surrectos del Oeste, había dado aún más pruebas de–
lcaltad. Los estudiantes, autorizados por sus maestros .
habían tomado las armas
á
centenares en defensa
del derecho hereditario. Tales eran las institucione
que actualmente se proponia Jacobo insultar
y
des–
pojará despecho de la ley
y
de su fe empeñada.'
V.
PROCESO DE LA UNIVERSIDAD DE CAlJBRIDGE.
Varias leyes del Parlamento,- más claras que nin–
guna de cuantas contenía el libro de Estatutos, esta–
blecían que ninguno pudiese ser g raduado en cual –
quiera de las dos
niversidades sin pronunciar el
juramento de supremacía eclesiástica del Soberano,
y
otro de índole semejante llamado juramento de obe–
dienci&.. Sin embargo, en febrero de 1687 se envió
á
Cambridge una Real orden mandando que se admi–
tiese para el grado de maestro de artes
á
un monj e
benedictino llamado Albano Francis.
(1) Véase el poema titulado:
Advertencia al pi n tor acerca de–
la derrota de los rebeldes en et Oeste.
Véase también otro poema
detestable sobre el mismo asunto, por Stepney, estudiante
á
la
s"az6n en Trinity College .