REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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do. Pero Torbay, cuando fondeó allí la escuadra ho .
landesa, era conocida tan solo como un puerto donde
algunas veces se refugiaban los barcos huyendo las
tempestades del Atlántico.
-o alteraba la tranquili–
dad de sus costas la animación del comercio ó del
placer, y las chozas de labrieg·os y pescadores se ha–
llaban esparcidas, en corto número, sobre lo que es
hoy centro de concurridos mercados y lujosos pabe–
llon es.
El paisanaje de la costa de Devonshire guardaba
cariñosa memoria del nombre de Monmouth, al mis–
mo tiempo que aborrecia el catolicismo. Asi, pues,
acudieron en multitud á la orilla con provisiones
y
ofertas de servicio. Empezó en seguida el desembar–
co. Sesenta botes llevaron las tropas á la costa. Mac–
kay fu é enviado á tierra prirr1ero con los regimientos
británicos, siguiéndole muy pronto el Principe, que
desembarcó donde ahora se levauta el muelle de
Brixham. El aspecto del lugar ha cambiado total–
mente. Donde ahora vemos un puerto lleno de barcos
y
un mercado donde hormiguean compra'lores
y
vendedores, azotaban entonces la;s olas una costa de–
solada; pero se ha conservado cuidadosamente un
pedazo de la roca donde el liber tador puso el pie al
saltar de su bote,
y
es objeto de pública veneración
en el centro del animado muelle.
Tau pronto hubo puesto el Príncipe el pie en tierra
firme, mandó que le trajesen caballos. Pudieron pro–
curarse en la aldea vecina dos caballejos semejantes
á
los que los pequeños propietarios de aquel tiempo
usaban generalmente. Guillermo
y
Scbomberg cabal–
garon , y procedieron
á
examinar el país.
Conforme se vió Burnet en tierra, fué en busca del
Príncipe, y entre ambos hubo un diálogo muy diver–
tido. Burnet expuso sus felicitaciones con sincero
TOMO IV.
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