REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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caso de que se llt:lgase á las manos,
á
un jefe inglés
· e le opondría otro
y
no se sentirían los isleños lasti.
mados en su orgullo, al saber que Dartmonth habla
tenido que ceder á Herbert (1).
XLII.
PA A EL E 'l'RECHO.
Felizmente, las precauciones de Guillermo no eran
necesarias. Poco despues de mediodia pasó el estre·
cho. Su escuadra se extendía próximamente á una
legua de Dover por el NOTte, y de Calais por el.Medio–
día. Los navíos que ocupaban el extremo de ambas
líneas, derecha é izquierda, saludaron
á
un tiempo la,
dos fortalezas. Las tropas apareci eron armadas sobre
cubierta. El sonido de las trompetas, el estrépito de los
· cimbalos y el redoblar de los tambores se oyeron dis–
tintamente, á un tiempo , en las costas de Inglaterra
y Francia. Una innumerable multitud de espectado–
res oscurecía la blanca orilla del K nt. Otra gran mul –
titud cubría las costas de Picardía. B.apin de Thoyras,
que arrojado de su patria por la persecución se había
(1) A.vaux, julio
i2
(22) y agosto 14 (24), 16
. Acerca de este
punto, Mr. de Jonge, emparentado con los descenuientes dei
Almirante holandés. Evertoen, ha tenido la amabilidad de comu–
nicarme algunas noticias de interés sacadas de los papeles de
fü.
milia. En una carta de Bentiuck, fechada
á
6 (16) de set . de 168 •
msiste Guillermo, con gran fuerza, sobre la importancia de evitar
todo encuentro con el enemigo y manda
á
BQntick manifestárselo
así á Herbert. e<Ce n' est pas le teros de faire voir sa bravoure, ni
de se ·bnttre, si l'on le peut eviter. Je lui l •ai déjá dit: mais
il
sera
nécesaaire que vous le répetiez. et que vous le luy fnssiez bien
comprendre. •