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LORD MACAULAY.
XIX.
BL ARZOBI PADO DE COLONIA.
Colonia
y
el territorio que la rodea
taban go-
bernados por un Arzobispo, que era Elector del Im–
perio. El derecho de nombrar este gran Pr Indo perte–
n ecia, con cier tas limitacion es, al apitulo de la cate–
dral. El Arzobispo era también Obispo de Lieja. de
Munster y de Hildesheim; us dominios ' ran muy
extensos,
y
comprendlan algunas fortalezas impor–
tan tes, que en caso de una campaña en el Rhin, serían
de g randísima con ideración. En tiempo de guerra
podía poner veinte mil hombres en el campo. Luis
I
no había perdonado e fuerzo alguno para g anars
tan valioso aliado,
y
d tal modo 10 babia conseguido,
que Co}onia ca i se había separado de Alemania, con–
virtiéndo e en una avanzada de Francia. Habían in–
g resado en el
apítulo muchos ecle iá tico , devoto
á la Cor te de Versalles; y el
ard nal Fur tenburg,
hechura de aquella Cor te, había ido nombrado coad
jutor .
En el verano de 1688 quedó vacante el Arzobispado·
Furstenburg era el candidato de la
asa de Borbón:
Los enemigos de aquella Casa propusieron al joven
príncipe, Clemente de Baviera; J:fur
nburg era
a
Obi po
y
no podía ser tra ladado á otra diócesis sino
con disp nsa e pecial del Papa,
ó
por una petición en
la cual debían figurar las dos tercer
parte
del Ca–
pítulo de Colonia. El Papa no quería conceder dis–
pensa
al
candidato de Francia. El Emperador consi–
guió que más de Ja tercero parte del
apítulo votase
al Príncipe bávaro. Al mismo tiempo, en los
apítulo