• REVOLUCIÓN DE INGLATERRA. .
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de las g randes ciudades, los labradores que cultiva–
ban los campos. En la liga contra el Rey entraban
los marinos de su escuadra, los mismos.centinelas que ·
daban guardia
á
su palacio. Los nombres de whig
y
tory diéronse por un momento al olvido. Los anti–
guos exclusionistas se daban la mano co_n los
abo1·1·e–
cedons
veteranos. Ptesbiteriauos, episcopales, inde–
pendientes, baptistas, olvidaban sus largas disensio –
nes para recorrl9,r tan solo la cornú n doctrina y el co–
mún peligro. Teólogos educados en la escuela de
Laud hablaban con entu,<>iasmo, no sólo de toleran ·
cia, sino de asimilación. Poco _después de haber sido
absuelto publicó el Arzobispo una pastoral, que figura
entre las más notables composiciones de aquel tiempo.
Desde su j uventud babia estado en guerra con los
disidentes, y con frecuencia les había
atac~do
con
crueldad injusta y anticristiana. Su obra principal
era una horrible caricatura de la teología . calvinis–
ta (l
).
Habí a compuesto para el 30 de enero y para
el 29 de mayo algunas oraciones , donde se tra-
aba á Jo¡¡ puritanos con tal dureza, que el Gobierno
consideró necesario hacerle moderar nn poco su len–
guaje. Pero ahora. u co razón se había ablandado y
abierto á la clemencia. Recomendó solemnemente
á
los Obispos y al clero los más cariñosos miramientos
para con sus hermanos los protestantes disiden t.cs;
que los visitasen
á
menudo, los recibiesen hospitala–
riamente, les hablasen con cortesía
y
los persuadiesen ,
i esto era posible,
á
conformarse con la Iglesia an–
glicana, mas si esto no podía ser,
á
unir con ánimo y
carillo sus esfuerzos en pro de la santa causa de la.
Reform8: (2).
(\) El
F1•r Prredeslinalu.s.
(2) Se hallará este documento en
lll
primera de las doce colee-